El hombre Capricornio

El hombre Capricornio es quizás el nativo más frío del zodiaco. La belleza física no lo deslumhra, la considera efímera, por ello busca el entendimiento intelectual y la riqueza interior.

Pretende mucho de sí mismo y de los demás, es inagotable y cree que todos tienen su misma resistencia. Desconfiado, introvertido, en realidad este comportamiento suyo esconde el miedo de ser rechazado o la desilusión, quizás un complejo de inferioridad; de hecho, interiormente admira a las personas extrovertidas y sufre por el hecho de no serlo.

Es muy inteligente, sabe escuchar y, aunque a menudo se refugia en el mutismo, cuando habla, sus palabras son concisas, racionales, convincentes y le procuran estima ajena, algo indispensable para él. De intereses eclécticos, está sediento de saber y todo el conocimiento humano lo fascina.

También el hombre Capricornio es amante de la naturaleza, le gustan los largos viajes, preferiblemente a lugares en los que la civilización no ha llegado todavía, donde la soledad y el aire saludable templan su temperamento nervioso.

Tradicionalista, valora mucho su dignidad y el juicio de los demás; teme a la pobreza y, aterrorizado por el hecho de poder necesitar a los demás, cuenta sólo consigo mismo, concediéndose pocas distracciones y diversiones.

Quiere ser el indiscutido cabeza de familia, pero está dispuesto a cualquier sacrificio por el éxito de los hijos que a menudo por su falta de ternura y por sus pretensiones exageradas le agradecen mal sus esfuerzos, huyendo rápidamente de su autoridad. Sólo en la edad adulta los hijos podrán comprender mejor las estupendas dotes que escondía su aparente frialdad.