Los pies, al igual que las piernas, hacen referencia al movimiento de la vida, a aquello que avanza, al propio camino. La forma en que se presentan en los sueños es indicativa de la propia manera de proceder. El pie es un símbolo de la fuerza psíquica que sostiene a la personalidad. Como parte del cuerpo cercana a la tierra, el pie simboliza el sentido de la concreción y de la realidad. Es conocida la expresión tener los pies en el suelo y su significado.
Puede representar el órgano genital masculino al introducirse en el calzado, símbolo femenino. Soñar que se carece de pies quiere decir que se vive en el plano de la imaginación; tener los pies sucios o heridos significa realizar una aproximación incompleta a la realidad; lavarse los pies es un gesto de purificación y de preparación a algo positivo. Soñar que se tienen los pies deformes puede anunciar problemas vasculares.
Freud interpreta el pie onírico como un órgano masculino, y lo convierte en un símbolo sexual; Jung relaciona el pie con los medios con los que se avanza por la vida.
Soñar con pies hermosos es, en la interpretación popular, anuncio de un viaje; si son muy grandes, predicen obstáculos de proyectos en marcha; si están deformes, es señal de que se tendrán comportamientos irracionales. Carecer de pies es considerado muy desfavorable; en cambio, tener más de dos pies supone consecuencias muy positivas. Finalmente, soñar con lavarse los pies representa el final de todos los problemas.
En el mundo de los intérpretes de la Antigüedad, Artemidoro sentencia que los pies representan a los siervos, por ello, soñar que se tienen muchos pies significa que se tendrán sirvientes y muchas riquezas. Los pies simbolizan también a los hijos del soñador; soñar que se queman los pies es anuncio de la pérdida de dinero, de hijos o de siervos. En cambio, es de buen augurio para los corredores en fase de competición. Si al soñador se le amputa un pie, quiere decir que su familia lo abandonará.