Qué significa soñar con una Divinidad

La presencia de este símbolo en los sueños puede significar un deseo de evasión de la realidad terrenal. También sugiere una necesidad interior de protección, el retorno al Padre, que se manifiesta cuando no se ha alcanzado todavía el estado adulto. Dios simboliza, obviamente, también a aquel que da la vida y la quita.
La interpretación popular ve con buenos ojos la presencia de la divinidad en los sueños, especialmente cuando se muestra en toda su majestad. Todavía es mejor presagio si Dios habla y bendice al soñador: si le tiende sus brazos es una promesa de gran prosperidad.
Ver a Dios en un lugar concreto es señal de buen augurio para los asuntos que allí se tratan. Soñar con rezarle quiere decir que podrá consolar sus propias penas, pero si el Dios onírico aparece enfadado o, más aún, impone un castigo al soñador, este deberá esperar algunas desgracias. En caso de que fuera una divinidad pagana la que aparece en los sueños, eso significaría que será bueno abandonar el camino inadecuado por el que se transita.
Entre los intérpretes de la Antigüedad, Artemidoro hace remontar el significado del sueño al talante de las divinidades: dioses amables y sonrientes anuncian nuevas riquezas, pero si aparecen amenazantes y coléricas hacen presagiar desgracias, tanto en la salud como en los bienes del soñador.
Las divinidades simbolizan en general aquellas cualidades y sentimientos que están presentes en el inconsciente del hombre. Cada divinidad tiene un significado especial en la mitología griega: Zeus, el Júpiter de los romanos, simboliza la cualidad ideal del jefe de la familia (la fuerza, el sentido de la justicia, la inteligencia) y también sus aspectos negativos: el despotismo y la maldad. Era, o Juno, mujer de Zeus, representa la cualidad ideal de la madre y, en especial, el amor conyugal.
Afrodita, Venus, simboliza la feminidad en su aspecto amoroso y la sensualidad. Apolo es el hombre ideal, la perfecta síntesis de las cualidades físicas y espirituales. Hades, o Plutón, es la representación de los contenidos psíquicos reprimidos en el inconsciente. Poseidón, o Neptuno, es el símbolo de la parte más profunda y negativa del inconsciente que desencadena las pasiones humanas. Atenea, o Minerva, representa el aspecto más elevado de la feminidad: iluminación, fecundidad intelectual y sabiduría. Artemisa, o Diana, es el símbolo de lo femenino sensato, casto y salvaje. Ares, o Marte, es la fuerza brutal, privada del control del espíritu. Kermes, o Mercurio, es el símbolo del inconsciente en toda su ambivalencia: mal y bien, engaño y revelación divina, tinieblas y luz, muerte y vida.