La personalidad de Escorpio

La personalidad es el conjunto de las cualidades temperamentales y caracterológicas. En astrología, a través del examen del tema natal, se nos revela la tendencia del temperamento que luego resulta ser la más repleta de afectos, la componente biológica sometida a herencia. El carácter es el resultante entre estas disposiciones innatas y el efecto que sobre ellas ejerce el entorno.
Creo que se puede asociar al Sol en el signo zodiacal de pertenencia el concepto de Yo y la relativa función intermediaria de gestionar las pulsiones instintivas del Inconsciente y adaptarlas a las censuras del ambiente social Súper-Yo. Ser Escorpio significa tener pulsiones interiores muy fuertes y un instinto sexual y agresivo considerable que presiona para encontrar sus objetivos. Igualmente fuerte tiene que ser el Yo y también eficaces sus mecanismos de defensa. Por ello, en su conjunto, la personalidad del Escorpio es compleja, rica y atormentada, especialmente si también los demás planetas en el tema individual están en Escorpio. Siempre en equilibrio entre impulsos de vida e impulsos de muerte que luchan por la supremacía: Eros y Thanatos son compañeros inseparables, elementos estimulantes de mucha creatividad y agitadores de cualquier posible paz encontrada. A través de la exteriorización de su potencial erótico se realiza, se pone en contacto con la parte más profunda, su verdadero ser. Buscando el placer y el dolor amoroso, Escorpio intenta revelarse a sí mismo. Acepta cada desafío y el miedo es un estímulo, una invitación a ponerse a prueba.
No se expone a la luz del sol, como el animal que lo representa prefiere moverse en la oscuridad-silencio, organizarse y atacar de improviso, o mantenerse alejado y esperar momentos de segura victoria. Es difícil llevarlo a cielo abierto, a luchar en territorios que no son agradables para él. Imagíneselo luchando con otro Escorpio: se trata de la lucha más sutil y feroz porque cada uno quiere dictar las reglas del juego. Maestros en astucia, estos tipos sintonizan las antenas y captan los puntos débiles de las posibles víctimas.
La carga agresiva es considerable y cuesta mucho trabajo gestionarla para que les beneficie. Si el tipo Aries, también gobernado por Marte, irrumpe instintivamente con vehemencia y sin programas, el nativo de Escorpio, en cambio, reprime y alimenta una carga que, cuando explota, tiene que encontrar la satisfacción adecuada.
El que es agresivo en el fondo se defiende. Se trata de una ley válida incluso para ellos. Cuanto mayor es su vulnerabilidad interior, más propensos son a atacar al prójimo. El tipo Escorpio equilibrado es una persona estupenda que se ha realizado en parte a sí mismo y que no teme al prójimo. No lo parece, pero es muy fácil herirle, con una frase, con un detalle olvidado: nada se escapa y todo deja una señal.
La sensibilidad es una fuerza y una debilidad. Los hace partícipes de una realidad a la cual no les parece pertenecer hasta el fondo. Les gustaría estar sólo sujetos a sí mismos… y en cambio no es posible porque la cuenta de la vida está siempre abierta.
Exasperados individualistas y desenfrenados experimentadores, no sacan provecho de las experiencias de los demás. No se niegan nunca la posibilidad de vivir a fondo sus penas y alegrías. Los nervios de acero los ayudan a pasar las duras pruebas de la vida y cada vez están a punto para volver a empezar. Tienen momentos negativos en los que nada ni nadie puede ayudar a levantar a los Escorpio; es necesario quemarse (¿recuerdan al Ave Fénix?), tocar el fondo para poder volver a subir y volver a formar parte del mundo.
Son extraños, fascinantes, peligrosos y… frágiles. Su fragilidad se encuentra en el hecho de ser humanos, en el tener necesidad de amor y de espacios inmensos de afecto. Ponen duramente a prueba a todos los que se atrevan a amarles. Pequeñas provocaciones, grandes, un poco sádicas… valoran hasta dónde se puede llegar y empujan más allá porque quien los ama tiene que superarse a sí mismo e inmolarse por amor. Entonces saben ceder, dan espacio al masoquismo y de nuevo sorprenden porque son capaces de un transformismo diabólico. Les gusta ser distintos del resto del mundo. La mirada lo dice todo: «Yo no soy como tú» o «No soy como piensas». Esta es la primera señal clara. Y luego los silencios, las pausas administradas con sabiduría. Su lado imprevisible, que les hace ser fuertes y desvía a los más desfavorecidos de encontrar una posibilidad de acceso a su ánimo, quiere por amor o por amistad. El misterio es fascinante. No desvelarse del todo es un poder que cautiva y ellos son muy hábiles en eso. Odian la superficialidad y rechazan los formalismos. Por la curiosidad, por el amor a la verdad están dispuestos a pagar grandes cifras en términos de compromiso personal. Mercurio está exaltado en el signo: el intelecto es brillante, está preparado, es analítico e intuitivo. No se olvidan de ningún detalle y ni siquiera de los pensamientos más abstractos.
Si consiguieran ganar, no ceder a esa maldita tentación de destruir, la existencia sería mucho más fácil.
Destruir por el gusto de hacerlo. A pesar de sí mismos y del trabajo que les ha costado todo: un amor, una amistad, una carrera… Fuerte tentación. ¿Paradójico? ¿Inexplicable? Las hipótesis podrían ser muchas. Pero la primera que les viene en mente es que el alcanzar una meta los puede asustar. La meta… el fin… la muerte. Llegar a la conquista es un poco como morir. Y la muerte está dentro de ellos, con el miedo al lado. Ponerse en juego es volver a vivir. Algo, alguien siempre deseable, más allá, fuera.

Signo Escorpio