Los eclipses de Luna y los cometas han tenido siempre influencia en la vida de los hombres y en los acontecimientos que más directamente les afectan. Algo más debe decirse de los eclipses de Sol, que tienen la curiosa prerrogativa de ejercer influencias perniciosas en las casas reinantes.
Célebres eclipses de Luna fueron seguidos sin solución de continuidad por terremotos, aluviones, revoluciones y otros males con que nadie podría relacionarlos por medio de la lógica cotidiana, pero que, sin embargo, los iniciados saben que deben achacárseles, pues son manifestaciones de sus igualmente asombrosas posibilidades negativas.
Ejercen asimismo una casi increíble —pero ya comprobable— influencia negativa sobre mujeres, niños y todas las personas en general, aunque a veces sólo se haga notorio en las hipersensibles. Los eclipses de Sol que determinaron efemérides célebres son muchos: el atentado de Sarajevo siguió a poco de tener lugar uno. La caída de reyes o su muerte han sido acontecimientos que con demasiada frecuencia se produjeron a continuación de eclipses.
Los cometas, desde aquel que anunció el nacimiento de Cristo, señalan siempre acontecimientos excepcionales, aunque no siempre felices. Y de hecho, no sólo determinan reacciones momentáneas sino también catástrofes duraderas, como el desplome de la economía mundial.