Los que tienen por elemento armónico a la Madera son especialmente reflexivos, lo que a menudo les permite evitar situaciones adversas potencialmente violentas y les ayuda a ser más complacientes y moderados.
En cambio, a los influidos por el elemento Fuego los afecta la ansiedad y el desasosiego, sobre todo cuando están encarando algún proyecto de importancia y empiezan a aparecer escollos.
El armónico Fuego muy acentuado produce personas intransigentes, ultraconservadores y fanáticas de una ideología o una religión.
Los que están bajo la influencia del Agua son contradictorios, introvertidos, serios, y a veces se dejan arrastrar por los demás, aunque solamente sea para que los dejen en paz.
Si tienen a la Tierra como complemento armónico, están imbuidos de una gran fuerza de espíritu que los ayuda a superar cualquier situación desagradable y a trabajar sin desmayo en todo lo que pongan en marcha.
Los influidos por el Metal pueden llegar a convertirse en personas demasiado exigentes y de difícil trato, perfeccionistas al extremo y poco comprensivos con las fallas o los tropiezos de sus semejantes. Solo justifican las acciones que persigan fines prácticos.
El placer o la mera diversión les parecen pérdidas de tiempo.