Los niños del Invierno

Podemos seguir las etapas de las edades de la vida -marcadas por períodos cíclicos de siete años u otros- en una carta astral y así hacer pronósticos sobre la evolución de un ser, pero si admitimos que lo que somos está inscrito en nuestra carta astral desde el mismo instante de nuestro nacimiento, ¿cómo podemos leer e interpretar las características fundamentales de nuestra personalidad, todavía en un estadio infantil, es decir, sin estar aún estructuradas o determinadas? Por ejemplo, respecto a una persona cualquiera, nacida un 22 de enero de 1963, ¿cómo podemos imaginar o descifrar su infancia leyendo e interpretando su carta astral? Es muy simple. En primer lugar, fijando nuestra atención en las situaciones de la Luna, astro que, recordemos, informa sobre la naturaleza y la expresión de la sensibilidad de la persona en cuestión, su relación con su madre y la imagen que se hace de ella. Al respecto, debes saber que un astrólogo experimentado puede describir la personalidad de la madre de la persona cuya carta astral está estudiando, únicamente a partir de la posición de la Luna.
Seguidamente, debemos dirigir nuestra atención hacia Saturno y no hacia la posición del Sol, como se piensa normalmente.
En efecto, se da la tendencia a pensar, superficialmente, que, del mismo modo en que la Luna representa la figura de la madre, el Sol tendría que ser lógicamente la del padre; pero no es así en absoluto. El padre, la autoridad, la razón, la madurez potencial del individuo y la identificación de éste con todos los elementos esenciales de su personalidad son reveladas por Saturno. También deberemos fijarnos en dos sectores del zodíaco:
– La Casa IV, la cual en el caso de la carta astral de una niña, que luego será mujer, es el domicilio de la madre, mientras que en el caso de la de un niño, que más tarde será un hombre, es el sector del padre.
– La Casa X, la cual en el caso de la carta astral de una niña, que luego será mujer, es el domicilio del padre, mientras que en la de un niño, luego hombre, es el de la madre.
En otras palabras, la Casa IV nos informa del apego a la madre en una niña pequeña y al padre en el caso de un niño, mientras que la Casa X informa sobre las capacidades de independencia y desapego de la niña o del niño respecto a sus dos figuras primordiales.
Finalmente, la Casa II revela la fuerza de la unión con la madre y con el padre, y la Casa VIII la fuerza potencial de la independencia de los padres.