Los niños del Otoño

Dos niños nacidos el mismo día, el mismo año, a la misma hora y en el mismo sitio… ¿tendrán el mismo destino o actitudes de comportamiento iguales? Al hacer esta pregunta, tan formulada a menudo por quienes se preocupan por la legitimidad de uno de los grandes fundamentos de la astrología que concierne tanto a los niños como a los adultos, se pone de relieve un punto importante, por no decir esencial. En efecto, para darle una respuesta, debemos admitir que un mapa del cielo no significa nada en sí mismo.
Se trata simplemente de posiciones de astros inscritos en el zodíaco a partir de una fecha, una hora y un lugar. Podríamos dedicarnos a calcular y establecer un mapa del cielo de cada minuto durante 24 horas, por ejemplo, y ello no significaría gran cosa. En cambio, cuando se trata de una carta astral, calculamos y elaboramos, no ya un mapa del cielo,
sino una carta astral a partir de una fecha y un lugar de nacimiento. Sin embargo, la carta astral no es el individuo y, por consiguiente, nadie es de una forma determinada debido a las configuraciones que presenta una carta astral, de donde el astrólogo sacará sus impresiones e interpretaciones, sino todo lo contrario. En otras palabras, todas las posiciones de los astros, los aspectos y otros elementos inscritos en la carta astral son el reflejo exacto de lo que se es, y no a la inversa. Para ilustrar estas palabras, tomemos el ejemplo de un bebé recién nacido, cuyo Sol se sitúa en el tercer decanato del signo Sagitario.
Observando su carta astral, estaremos en condiciones de describir la expresión y manifestación de su voluntad instintiva, según las cualidades propias del signo Sagitario, concretamente las del tercer decanato de dicho signo.
Pero el niño no es como es por haber nacido bajo el signo Sagitario.
Ni, por tanto, una vez adulto reconoceremos en él el candor y la honestidad propios de este signo, sino, más exactamente, tiene tales características pues su naturaleza y su ser nos presentan rasgos de una persona cándida, honesta, generosa, espontánea, nacida en el momento en que el Sol transitaba en un sector del zodíaco determinado…, pero que, de esta manera, estamos en condiciones de descubrir en él dichas cualidades, incluso antes de que se manifiesten.
Dos seres que nacen bajo configuraciones parecidas, tendrán en común cualidades similares, pero cada uno las vivirá a lo largo de una existencia individual única, ya que nada está escrito de antemano, excepto lo que somos. En cuanto al resto, todo depende de nosotros mismos.