¿Qué es la astrología? 1

Los dioses eran personificados por la Luna, el Sol y las estrellas y se les atribuía especiales significados, misiones y poderes determinados. Mas no por ello se cerró la pura investigación científica sobre los astros, sino que se intensificó gracias a unos cuantos escogidos, que transmitían a otros elegidos sus conocimientos, para fortalecer los mismos y constituir una clase privilegiada distinguida.

De este modo, se llegó a crear una casta de sacerdotes astrólogos, que conocían profundamente las reglas del tiempo atmosférico, que eran capaces de hacer predicciones, de establecer la suerte o la desgracia futura y de determinar con anticipación la voluntad de los dioses. Estos instrumentos permitieron la instrumentalización de la voluntad popular y de los soberanos, e hicieron de los sacerdotes una clase poderosa, los verdaderos jueces de la situación. La contribución de Grecia en el campo de la astrología fue enorme: Alejandro Magno con la conquista de Caldea había traído magos y astrólogos de Babilonia a Grecia, donde ya varias corrientes filosóficas se interrogaban sobre la naturaleza del universo: Empédocles, Platón y Aristóteles, entre otros, habían considerado los problemas de la creación y catalogaban la astrología como una ciencia divina. Claudius Ptolomeo, que vivió en Alejandría en el segundo siglo de la era cristiana, autor de dos obras de importancia fundamental: Almagest y Tetrabiblos, esta última todavía en uso como texto de astrología, le dio un gran impulso.

Los griegos fueron también los primeros en transportar la astrología desde la búsqueda de hechos futuros indeterminados al estudio de los individuos y de las conjunciones astrales. De esta época histórica data el nacimiento del aforismo «nacer con buena estrella». La ciencia griega llegó a Roma al conquistar esta los territorios próximos a los Balcanes. Tanto en la Roma pagana como posteriormente en la Roma cristiana, los astrólogos fueron considerados como sabios y estudiosos.

La creencia en la astrología pervive, afortunadamente, en el corazón de los hombres, sin querer llegar a explicaciones filosóficas o a especulaciones de carácter científico, se puede afirmar con seguridad que el hombre intuye la importancia de los astros también hoy en día, de la misma manera que lo hicieron sus antepasados.
Consideramos, pues, justa la afirmación que dice: «el siglo XIX fue el siglo del progreso: se realizaron infinitas conquistas que permitieron a la humanidad desarrollarse y mejorar. El siglo XX es el siglo de la tecnología, de la aplicación de cuanto se descubrió o intuyó a partir de 1800. El siglo XXI será el siglo de los magos y de los poetas: de los magos porque, finalmente, tendremos una explicación racional de cuanto hasta ahora ha sido considerado como fenómeno; de los poetas, porque en la imperante era tecnológica de los tiempos futuros, sólo la poesía podrá salvar al hombre de la locura total».

En este sentido la astrología es «una ciencia, un elixir de vida para la humanidad» como la definió Albert Einstein. Nuestro deseo es que esta obra sirva para acercar a los lectores a la magia secreta de los astros, y que, si bien ahora se sienten estimulados en el deseo de conocer el propio futuro, después puedan ser movidos sólo por el deseo de saber, que es el sentimiento que ha permitido siempre al hombre pensarse inmortal.