Para estos nativos, en la vida no cuenta tanto lo que hacen sino cómo lo hacen: necesitan el asombro y la admiración ajena.
Son también muy orgullosos y les gusta hacer ostentación de la propia cultura y bienestar, y coronarlo todo con un toque de distinción.
La influencia del Capricornio, más sobrio, atenuará esta tendencia a la megalomanía, llegando de esta forma a un equilibrio justo al valorar las cosas.
Sin embargo, darán siempre prioridad a la posición social. En la vida afectiva son expansivos, se comportan con generosidad y demuestran una exuberante sexualidad.
Con su típica alegría de vivir arrastran fácilmente a los demás alcanzando con ellos el consenso.
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