Herencia astral

Las afinidades que se encuentran comparando las cartas astrales de padres e hijos merecen una atención particular: se puede hablar de una verdadera herencia astral que se transmite a la prole, así como se transmiten las características somáticas, temperamentales, etc. Esta unión astral entre el hijo y el padre no implica principalmente el signo solar: puede suceder que el hijo nazca bajo el mismo signo zodiacal del padre o de la madre, pero se trata de una probabilidad que por motivos obvios no se puede asumir como constante de herencia. En cambio, es muy frecuente que el hijo nazca con el ascendente en el mismo signo de uno de los padres: por ejemplo, un padre Aries y el hijo con el ascendente en Aries. Este es un factor bastante significativo puesto que el ascendente se basa en la hora de nacimiento y en cualquier fecha es posible nacer con el ascendente en cualquiera de los 12 signos. En este caso, el hijo asume actitudes y comportamientos inspirados por la personalidad del padre en cuestión y a menudo se le parece físicamente.
Es también bastante frecuente que el hijo tenga el ascendente en el mismo signo que el ascendente de uno de los padres, y en este caso los dos se parecen mucho en la forma de actuar y de expresarse más inmediata.
La posición de la Luna es una expresión de una unión particular con uno de los progenitores, cuando cae en el signo solar de uno de ellos (ejemplo: padre nativo de Géminis e hijo con Luna en Géminis). Si el progenitor en cuestión es la madre, es señal de una estrecha relación emocional y de una fuerte influencia materna sobre el hijo, que si es de sexo masculino tenderá a buscar una mujer similar a la madre, mientras que si es de sexo femenino se identificará fácilmente con la figura materna y en ella se inspirará para construirse su propia feminidad.
El discurso es similar cuando es el padre el que está implicado en esta correspondencia astral: El hijo tomará más fácilmente al padre como figura de referencia, sobre todo en la infancia. Si es una mujer, nutrirá un amor especial por el padre; si se trata de un niño su sensibilidad y su visión de la mujer se verán influenciadas por la herencia paterna. A menudo el hijo hereda la misma posición lunar de uno de los progenitores: expresión de una intensa unión emotiva, de un apego particular y de una identificación inconsciente con el padre interesado, sobre todo en la infancia.
Estas son las correspondencias astrales más frecuentes que constituyen los elementos de la herencia astral entre los padres y los hijos; pero el discurso podría continuar, remontarse a los abuelos y a los bisabuelos, para descubrir los lazos astrales que siguen el dibujo de la herencia de carácter, gustos, talento y defectos que se transmiten en las generaciones de una familia. Así como algunas señales físicas o de la personalidad, también algunas transmisiones saltan una generación y se podrían encontrar con claridad remontándose hacia atrás en el tiempo. Una búsqueda fascinante que puede tocar los argumentos más diversos relacionados con la familia: desde los problemas hereditarios hasta la psicología familiar, la genealogía, el seguimiento de actividades y empresas familiares. Pero sobre todo, la herencia astral representa otra ocasión para descubrir la armonía existente en el cosmos; el mensaje genético transmitido del padre al propio hijo encuentra su confirmación en las estrellas.