La mujer Capricornio

La mujer Capricornio no soporta represiones sobre su propia personalidad y su aspiración es la de ser autónoma, libre en las expresiones y las acciones.

Es raro que se dedique sólo a la casa, es orgullosa y deseosa de autoafirmarse, en general trabaja hasta muy mayor. No consigue someterse a las exigencias ajenas y si lo hace, por deber o por amor, tiene que tratarse de una elección propia.
Se viste con sobriedad, siguiendo cánones tradicionales; por este motivo, en elegancia gana incluso a quien se esfuerza por vestirse siempre a la última moda.

Gran trabajadora, no aprecia a las personas superficiales, y su reserva se considera a menudo soberbia. A veces testaruda, no le gusta escuchar los consejos ajenos y prefiere pagar personalmente sus equivocaciones. Le falta también diplomacia y dice crudamente lo que piensa, algo que no le ayuda en la conquista de simpatías.

La mujer, más que el hombre del signo, con la edad gana en encanto, como si una luz interior la iluminara completamente. No teme a la vejez sino a las enfermedades que podrían eliminar su autonomía. Al destino adverso opone racionalidad y fe en algo superior, universal.

Si tiene hijos se convierte en una madre atenta, extremadamente disponible, quizás un poco demasiado autoritaria y aprensiva. Le gusta la naturaleza, más la montaña que el mar; lo importante para ella es poder reponerse en lugares apartados, sin el jaleo de las localidades turísticas. En conjunto, la mujer Capricornio irradia siempre un encanto sutil, envidiado por la mayoría.