Plutón

Se trata del último planeta de nuestro sistema solar, descubierto por el hombre hace sólo sesenta años y por lo tanto aún relativamente «joven» en la tradición astrológica. Representa las fuerzas vitales más profundas y secretas de la persona, la capacidad de dar forma concreta a los recursos creativos que residen en cada uno de nosotros. Su influencia es muy lenta y puede parecer poco evidente porque opera a niveles muy profundos de la personalidad: se trata de una fuerza que plasma, transforma, destruye y recrea, y es fundamental para el equilibrio individual, porque gobierna la íntima satisfacción de sí mismo, vivida según los propios instintos y por lo tanto no necesariamente unida al éxito material, afectivo, etc. Como regulador de los principios vitales y creativos, Plutón está relacionado además con el sexo, actividad capaz de generar la vida: por lo tanto sirve para indicar de qué manera la persona vive esta parte de sí misma y los posibles problemas relacionados con el sexo. Además de la afirmación creadora de sí mismo, Plutón representa también la voluntad de potencia individual: cuando está liberada, sin inhibiciones, su fuerza secreta y misteriosa no sólo hace que el hombre sea más dueño de sí mismo, sino que puede estimular también la ambición de poder, de dominio sobre el prójimo y reforzar el magnetismo personal, la capacidad de persuasión y el exhibicionismo. En algunos casos se pueden producir manifestaciones narcisistas de la personalidad: tendencias histriónicas, egocentrismo desenfrenado, aventuras sexuales y falsedades intencionadas.
La posición de Plutón es a menudo muy importante para determinar ciertas frustraciones íntimas o complicaciones del carácter, que causan en la persona un sentimiento de falta de plenitud.
Una colocación dominante de Plutón en el tema astral confiere una personalidad muy intensa, inclinada a utilizar el poder del que está dotado dirigiendo a los demás en su propio beneficio.