Las espinas simbolizan los pinchazos, que pueden ser dolorosos, del amor propio. Simbolizan también los obstáculos que impiden la realización de un deseo.
Soñar que se sufre el pinchazo de una espina puede corresponder realmente a la picadura de un insecto, o denunciar un estado de enfermedad reumática que provoca precisamente puntos dolorosos.
Para Freud, este símbolo indica acontecimientos dolorosos relativos a la genialidad. En cambio, en el pensamiento de Jung corresponde a tropiezos de carácter sentimental.
La interpretación popular dice que los problemas y las preocupaciones son la consecuencia de los sueños espinosos. Ser pinchado por espinas es de mal augurio, pero arrancarlas permite presagiar la desaparición de aquello que nos oprime.
La desaparición del problema viene anunciada por la caída en un matorral de espinas, aunque si no se consigue salir, es la pobreza. Un consejo: si en sueños se acaba en un arbusto espinoso, que al menos sea de rosas: se saldrá de este «abrazo» perfumado con algún beneficio.
De los intérpretes egipcios de la Antigüedad llega una advertencia para quien sueña con espinas: su influencia es nefasta, por eso es absolutamente necesario ponerse a la defensiva. Son portadoras de sufrimientos y preocupaciones, predicen calumnias e insultos.