El águila, reina del cielo, es símbolo de grandeza, de realeza, de virilidad, de luz y de divinidad. Por su aguda vista simboliza la perspicacia y la intuición; por su fuerza y su majestuosidad, la potencia victoriosa y soberana, y por su vuelo seguro representa el equilibrio psíquico. En contraposición, es el símbolo, tratándose de un pájaro predador, de potencia dominadora, tiránica, cruel y, como tal, portadora de angustia.
Para Freud es un símbolo masculino; si es una mujer la que sueña con el águila, se trata a menudo del deseo de maternidad.
Para Jung, el águila onírica es el símbolo de la voluntad de conquista y dominio.
La interpretación popular vincula este símbolo a los negocios. Un rápido vuelo del águila anuncia éxitos; lento e interrumpido, ralentizaciones, y un águila inmóvil hace temer una desgracia. Si cae al lado del soñador representa desgracias, si lo hiere se prevé un periodo de infortunios. Cuando el animal es el herido no se tendrá el éxito que se merece y la causa hay que buscarla en uno mismo si se es quien provoca la herida. Se está expuesto a un grave peligro cundo se sueña que se llevan rápidamente aguiluchos a su nido.
Según los antiguos intérpretes, el águila es símbolo de dominio y potencia. Para Artemidoro, el significado del sueño depende de la actitud de la rapaz: si está calmada y mansa, es signo de futura felicidad; si se muestra amenazante se padecerá prepotencia. Cuando el águila planea lentamente en el cielo, los asuntos sufrirán una ralentización. Si está encaramada, todos los proyectos del soñador se verán contestados, y si este se encuentra de viaje, se verá obligado a volver repentinamente a casa. Ver en sueños un águila muerta es anuncio de tiempos mejores para los que menos tienen.