Qué significa soñar con un Espejo

El espejo onírico nos sitúa ante nosotros mismos. Es un símbolo que no aparece con frecuencia, pero que siempre tiene un significado importante: a menudo aparece en el momento de tener que hacer una elección interior, cuando es necesario interiorizar en uno mismo. La excesiva extroversión puede obstaculizar un buen equilibrio interior. El espejo onírico testimonia un momento de descanso, de reflexión, una sana introspección y una zambullida en la propia interioridad.
El espejo es símbolo de conocimiento, de revelación a través del inconsciente. Romper un espejo representa el deseo inconsciente de no mostrar lo que está oculto en el yo profundo.
Freud, centrado como siempre en el sexo, identifica el espejo con el himen. Soñar con un espejo que se rompe es, según él, una clara referencia a la pérdida de la virginidad.
Según Jung, los sueños en los que aparecen espejos son muy importantes porque simbolizan el descubrimiento de la propia alma. Es decir, simbolizan un proceso de introspección que lleva al propio yo profundo.
La interpretación popular considera que este es un símbolo de buen augurio: anuncia el matrimonio a un soltero, el embarazo a una mujer casada y una niña a una mujer embarazada. Ahora bien, si el espejo es opaco significa contrariedad; así, un espejo roto deja presagiar luto y disgustos. Quien sueña con romperlo no quiere reconocer sus propios errores.
Entre los intérpretes de la Antigüedad, Artemidoro de Daldis ve el espejo como un símbolo femenino: el hombre que sueña con él se casará pronto. Pero si al mirarse al espejo se ve más sucio, tendrá disgustos y sufrirá injusticias. El intérprete árabe Ibn Sirin sostiene que a un hombre que sueña con verse en un espejo le nacerá un varón, pero si es una mujer la que tiene este sueño, tendrá una niña. Para una persona enferma, este sueño es, siempre según la opinión de los antiguos, letal. Según la leyenda, el espejo fue inventado por Efesto, el herrero divino, para que diosas y mujeres pudiesen comprobar su belleza. Se trata, pues, de un objeto de vanidad y seducción que es visto por los egipcios como presagio de amores culpables.