El hombre representa en los sueños de las mujeres todas las tendencias y aspectos que en ella no están muy desarrollados: son, en general, cualidades de tipo masculino, como la racionalidad y el sentido de la realidad. Estas dotes, presentes con fuerza en el inconsciente de la mujer, pulsan para ser vividas.
Su salida a la luz puede producirse expresamente, por ejemplo, mediante un matrimonio onírico entre la soñadora y el hombre que aparece en el sueño, quienquiera que sea. La característica más relevante de este personaje será la de revelar de qué cualidad se trata. Si se sueña que no se consigue tener un encuentro o una relación con este hombre del sueño significa que se está haciendo un esfuerzo para que emerja aquel determinado aspecto de sí mismo.
Si el hombre es conocido, el sueño puede revelar también la situación real de la relación con él, desvelando cómo se vive la situación, qué se desea de él y quizás, aunque más raramente, qué sucederá. Freud identifica en este símbolo una imagen de sí mismo, pero identifica al hombre desconocido con la muerte.
Jung ve favorablemente la aparición de la figura masculina en el sueño: la identifica con la parte espiritual.
La interpretación popular considera positiva la presencia de un hombre joven y guapo en el sueño de una mujer, pues le anuncia felicidad y salud; a un hombre, en cambio, sólo le promete contrariedad. Una figura masculina madura es tranquilizadora para ambos sexos y anunciadora de un acontecimiento positivo, excepto cuando el hombre soñado es un abogado; en ese caso anuncia problemas. Si el protagonista del sueño es alguien que ha pasado a mejor vida se trata de un presagio favorable.
Según los intérpretes de la Antigüedad, un joven desconocido que aparece en el sueño simboliza a un enemigo y anuncia acontecimientos tristes. Si se combate con él se trata de una enfermedad; en cambio, un anciano representa ayuda, amistad, acontecimientos positivos y alegría. Según los árabes, el hombre del sueño simboliza al mismo soñador. Artemidoro ve representadas en él las vivencias personales. Además dice que plasmar en sueños figuras humanas masculinas anuncia el nacimiento de hijos a las personas pobres, y a los siervos les promete buenas ganancias; a los ricos y afortunados les asegura, en cambio, una carga importante.