El pan es un alimento esencial para la vida del hombre y tiene un valor fundamental y sagrado. Simboliza lo que es esencial y anuncia que el soñador está en condiciones de adquirir aquello que le falta en el plano psíquico y espiritual. Recibir pan es una señal de conquista de valores positivos; valores que está buscando quien sueña que desea disponer de pan.
Este símbolo puede también referirse al cuerpo de una persona a la que se ama; panecillos que tengan una forma especial señalan referencias sexuales.
Freud vincula el pan a la persona amada. Jung ve en él un alimento de tipo espiritual.
Una buena barra de pan onírico asegura, según la interpretación popular, larga vida. Soñar que se regala pan es indicio de una gran generosidad que será bien recompensada.
El pan blanco simboliza éxito, mientras que el negro, seco o enmohecido, anuncia que llega un periodo difícil. El pan de cebada asegura una buena salud; el de centeno, dinero. Los panecillos presagian que se van a obtener pequeños beneficios.
El pan representa, para los intérpretes de la Antigüedad, el trabajo y es un buen augurio, con la condición de que cada uno sueñe con el pan típico de la clase social a la que pertenece: el pan blanco es prerrogativa de los ricos, el negro, de los pobres.
Para el pobre, soñar que come pan blanco significa enfermedad; para la persona acomodada, el pan negro es portador de privaciones.
Sin distinciones de casta, el pan caliente es considerado portador de fortuna; el frío, de riqueza. El pan fresco es indicativo de honestidad y, si además es abundante, anuncia prosperidad. Finalmente, soñar que se hace pan procurará importantes beneficios.