El sombrero es un símbolo de distinción social; de hecho, confiere una identidad específica a quien lo lleva. Por eso, soñar que se intercambia el sombrero propio con el de otra persona quiere decir que se desea inconscientemente tener otra personalidad, asumir otro papel. Soñar que se viste un sombrero puede corresponder al miedo de un hombre a sufrir calvicie.
Según Freud, este símbolo representa el falo. Un hombre que sueña que elige con cuidado su sombrero seguramente tiene veleidades de conquista. Desprenderse del sombrero es, seguramente, síntoma de próximas desavenencias conyugales; perderlo indica incertidumbre sentimental.
Jung nos lo presenta como un símbolo de identificación: cambiar de sombrero significa, para este gran psicoanalista, modificar las propias ideas.
La interpretación popular nos da un tipo de respuesta en función del tipo de sombrero utilizado por cada uno.
Si es elegante, es presagio de grandeza y riqueza; colocado de través anuncia serias adversidades; si se trata de una corona, el soñador rico experimentará un ascenso social, pero si es de material común, lo contrario. Si está lleno de espinas tenemos sufrimientos a la vista, soportados por el bien de los demás. Un sombrero florido es anuncio de una aventura sentimental.
Los intérpretes de la Antigüedad veían en este símbolo la representación de la mujer. Sin embargo, Artemidoro e Ibn Sirin, si bien comparten esta interpretación, también ven en el sombrero un símbolo masculino, especialmente cuando lo que cubre la cabeza es una corona. Cuando una mujer casada sueña con una corona, en realidad está soñando con su marido.
Si la mujer es soltera, tal visión onírica le anuncia su matrimonio con un personaje de relieve. Si es un hombre el que tiene ese sueño, significa que está destinado al éxito, pero no es raro que la corona pueda presagiar también el nacimiento de un hijo.