Verse uno mismo escribiendo el testamento lleva siempre un mensaje de desgracias, de situaciones funestas.
Ver a otra persona haciendo el testamento presagia, por el contrario, dichas, noticias positivas portadoras de grandes alegrías.
Ver a otra persona haciendo el testamento presagia, por el contrario, dichas, noticias positivas portadoras de grandes alegrías.