La liebre, al igual que el conejo, es un animal inofensivo, veloz en sus desplazamientos y rápido en su reproducción: es el símbolo, de hecho, de la procreación rápida y abundante. Su presencia en el sueño testimonia un pequeño renacimiento; significa que alguna cosa muy viva, aunque también sea de poco valor, ha sido fecundada dentro de uno.
Hay quien dice que soñar con una liebre puede anunciar una infección de las vías nasales, dado que aquella provoca el tono nasal típico de quien tiene el labio leporino.
Freud atribuye a todos los animales con pelo, y por tanto también a la liebre, un significado erótico.
Jung dice que todos los animales salvajes simbolizan las pasiones humanas. En particular, la liebre representa la sexualidad.
La interpretación popular sostiene que ver en sueños una liebre significa que el soñador será seducido por una mujer. Seguirla y cazarla le traerá fortuna, sacarla de su madriguera predice una buen éxito en el campo profesional y comérsela es señal de futuras discordias con personas amigas.
Para los intérpretes de la Antigüedad la liebre simboliza tanto al hombre cobarde que se escapa frente a los peligros como a la prostituta. Soñar que se persigue a este animal llevará a buscar y amar a una prostituta; el soñador recibirá su afecto y simpatía si logra tocar a la liebre mientras la va siguiendo.
Este mamífero simboliza también la fecundidad y puede anunciar tanto un matrimonio como un nacimiento. Sin embargo, para algunos intérpretes es un animal que trae la desgracia, por eso soñar con ella significa mal augurio y anuncia angustia y desventura.