Qué significa soñar con una Ballena

La ballena es el símbolo del inconsciente en su aspecto negativo de devoradora de la conciencia. Entrar, como el bíblico Jonas, en el vientre oscuro de la ballena es representativo de un peligroso aislamiento psíquico, al que puede seguir una especie de muerte psíquica o un renacimiento, una renovación. Depende de la gestión que el soñador haga de su realidad exterior e interior. Un sueño que tiene como protagonista a una ballena siempre debe reclamar la atención sobre las fuerzas oscuras del inconsciente, que generalmente se tienden a descuidar.
Este símbolo es también una de las numerosas imágenes arquetípicas de la madre, a causa de sus inmensas cavidades internas: hallarse precisamente cómodo en su vientre significa que no se ha alcanzado todavía la madurez del adulto, y ser engullido por este enorme cetáceo nos sitúa frente a los misterios de la vida. Explorar la cavidad demuestra que se siente una gran curiosidad ante la realidad de la existencia y ante sus incógnitas. Debatirse desesperadamente quiere decir triunfar sobre las inhibiciones de la propia inconsciencia; ser devuelto por la ballena representa el renacimiento psíquico al que nos referíamos anteriormente.
La interpretación de Freud nos dice que se trata de un símbolo femenino materno, mientras que el pensamiento de Jung remite este enorme mamífero al inconsciente colectivo.
La ballena representa, en la interpretación popular, una ayuda imprevista. Pescarla equivale al anuncio de que se recibirán importantes ganancias; varada en la playa representa una desgracia. La ballena es también símbolo de grandes viajes.
Los antiguos intérpretes de sueños nos decían que este símbolo es un mal presagio, excepto para los navegantes, a los que promete vientos favorables. Ser engullido por una ballena trae la enfermedad cuya curación será posible siempre que en el sueño se pueda huir de su vientre. La curación será más rápida cuanto más se luche para obligar a la ballena a regurgitarnos. Una ballena varada en la playa es una muestra de impotencia, por eso el soñador tiene sueños tranquilos: sus enemigos se ven en la imposibilidad de dañarlo.