Con un trozo de cascarón como gorro

En cuanto rompieron el cascarón, y aún con la parte de éste en la cabeza, que en adelante siempre les serviría como gorro (pileus, o gorro lacedemonio) fueron tomados por Mercurio, quien los entregó a su madre en el palacio de Tíndaro en Pelana.

Allí crecieron y se educaron, aunque no de manera muy ortodoxa debido a su irrefrenable movilidad física y mental, lo cual hizo que Castor destacara en su habilidad para domar caballos (se trata de una de las conexiones ocultas con el signo opuesto, Sagitario) y Pólux como púgil, maravillando la natural destreza de sus brazos y la potencia de sus puños.

De hecho ambos mantenían siempre una viva relación con los caballos. Entre sus incontables hazañas destaca su aparición, relatada por Dionisio de Halicarnaso, en la que vestidos de púrpura y armadura refulgente, montando imponentes potros blancos, se pusieron a la cabeza de la caballería romana durante la batalla del lago Regilo, permitiendo así el aplastamiento del enemigo. Entonces desaparecieron para materializarse en la plaza pública, donde comunicaron al pueblo la victoria.

El acontecimiento fue significativamente conmemorado —quizá con igual agradecimiento por el hecho militar y por la subsiguiente comunicación— con la construcción de un templo, el Foro, en el que el senado mantenía sus sesiones.

Castor y Pólux, secuestradores y cuatreros

Pero antes hay que resaltar un hecho muy significativo que no sólo revela la correspondencia de su personalidad con la de su picaro y divino protector, el dios Mercurio, sino que apunta el carácter de su influencia sobre sus pueblos y sobre los individuos cuyo nacimiento influye.

Los gemelos fueron invitados a las bodas de Febea e Hilaria (nombres significativamente alusivos a la luz) con los hermanos Idas y Linceo. Pero, sintiéndose poderosamente atraídos por las jóvenes, durante el banquete nupcial Castor y Pólux se apoderaron de ellas y huyeron.

Castor, el gemelo de naturaleza humana, robó además algunos bueyes pertenecientes a Idas, quien lo persiguió acompañado por su hermano Linceo. Le dieron alcance y lo hirieron gravemente, dejándolo ahí, yaciendo entre lamentos de agonía.

Ver en tal condición a Castor enfureció a Pólux hasta el punto de llevarlo a arrojarse ciegamente sobre los asesinos y matar a Linceo. Júpiter completó la venganza emprendida por su hijo lanzando uno de sus rayos sobre Idas, que fue reducido a cenizas.

Y viendo el dolor de Pólux que había tomado entre sus brazos el cuerpo de su hermano ya muerto, le anunció su propósito de conceder a ambos la inmortalidad. Sin embargo, para no torcer lo dictado por el destino Júpiter ideó el arreglo perfecto: repartió entre los gemelos el tiempo y las condiciones de la vida y de la muerte, de manera que cada uno estaría un día en los Infiernos y otro en la Tierra, lo que en los nativos de Geminis se traduce en la frecuencia y facilidad con que pasan de la euforia a la depresión.

Desde el Cielo los gemelos se hicieron protectores de gran número de privilegios e instituciones humanas, como la juventud, la caballería, el ganado vacuno (lo que les conecta en lo oculto con Venus). La tumba y santuario de Castor el humano, hermano de un semidiós, quedó situada en Esparta.

Signo Géminis