Los tres azotes de Géminis

El drama de Géminis geográfico (e individual en la correspondiente proporción) ha estado dividido siempre en tres azotes que pueden aparecer de muy diversas formas en los pueblos que afecta:
1.  El de la duplicidad o irreconciliabilidad entre sus propios integrantes, generalmente divididos en dos bandos que a la vez aparecen irreconciliables y complementarios.
2.  La  debilidad  politicoeconómica, de la que despiadadamente se sirven terceros.
3. El de la discriminación racial, originada por el recuerdo subyacente en lo profundo del ser humano —la memoria arcaica-, que le hace tener muy presente que algunos pueblos o razas heredaron más atributos de los dioses. Y esto, en la era monoteísta se interpreta como la natural tendencia a hacer imperar la belleza sobre la rusticidad. Pero se llega aún a la creencia de que la belleza no es lo único que los dioses legaron a sus descendientes, sino que va unida a una inteligencia que necesariamente sobrepasa las posibilidades humanas. En este sentido, digamos por ahora sólo que cuando los espíritus esenciales del signo fueron puestos entre las constelaciones se les situó como estrellas idénticas, de modo que Castor, hijo de hombre, y Pólux, hijo de hombre, brillan exactamente con la misma intensidad.
Geminis es el signo de lo humano inmortal.

Signo Géminis