En la vida de un Geminis se alternan siempre períodos de notable florecimiento con períodos en que sufrirá la pobreza más preocupante. A fin de triunfar, incluso en las cosas más simples, Geminis tiene necesidad de sentirse protegido y amado. A pesar de ser excitable en grado muy alto, no es pasional y difícilmente se encontrará a un Geminis que se abandone a los excesos.
Desarma fácilmente a los demás con la astucia y el engaño. Su poder de convicción es muy considerable, pues posee el don de enfocar los problemas desde perspectivas muy diversas, pudiendo elegir o combinar las más adecuadas para lograr que la mente de su interlocutor se aferré a la esperanza que sus versiones le ofrecen.
Aun cuando esté abierto a toda renovación, las novedades le rozan sin interesarle excesivamente. Impulsivo, decide de pronto lo que debe hacer sin pausa ni meditación. Miedo y preocupaciones son las cosas que le abaten sobre todo.
Pero, es la personalidad que acaba huyendo hacia adelante; al hallarse en estado de extrema presión esto le confiere un alto grado de peligrosidad, pues podría adoptar decisiones que le colocasen en situación mucho más afligida que los problemas que así pretende resolver.