Un órgano conecta a la persona con los astros

No es cierto que el cuerpo y la mente sean incapaces de percibir y hasta de distinguir las emanaciones de cada planeta, sino que nos hemos acostumbrado a ellas de tal manera, sólo advertimos el efecto específico que ejercen los planetas sobre nuestra sensibilidad cuando dan lugar a un efecto muy considerable, pese a que, por ejemplo, influyan en el curso de nuestra vida tan decisivamente.

La glándula pineal sería el órgano receptor de tales influencias astrales. Actúa en general como reloj maestro del cuerpo, para ajustar sus reacciones a las diversas influencias espaciales. La melatonina sería la hormona de su puesta en marcha y mantenimiento.

Así es como sincronizamos nuestros relojes fisiológicos con la Tierra, el Sol y la Luna según han comprobado recientemente investigadores de la Universidad de California. A su vez, el aura cósmica impone una incalculable cantidad de ritmos a la Tierra, de los cuales los más notables son los ciclos de 12,4 horas entre marea baja y alta, o el de 14,77 días que en promedio hay entre mareas máximas y mínimas, relacionados con las fases lunares, con las que también se corresponden los biorritmos animales como se manifiesta claramente en los ciclos de las mudas de piel y de cornamenta, la hibernación y otros muchos.

Pero, el aura cósmica no se limita a estas funciones de identificación cíclica con el ambiente, sino que dispone al cuerpo para la asimilación de todas las energías con que el entorno ha de moldearle. Y éstas son las que le estén llegando en el momento —particularmente en el del nacimiento—, pudiendo tener carácter positivo o negativo para el propio individuo, como veremos algunas líneas más adelante.

Signo Géminis