Cómo saber dónde se encuentra una persona lejana

Vamos a dar unas reglas sencillas para saber, o, mejor dicho, para «ver» dónde está y qué hace en un momento determinado la persona que nos interesa, aunque se encuentre a mil millas del lugar de la consulta.
Es bueno especificar que se puede llegar a este estado de videncia mediante la bola de cristal sólo después de un largo y fatigoso camino. El sensitivo tiene que haber alcanzado ya un grado muy elevado en las capacidades adivinatorias, y tiene que estar muy preparado en este plano: por tanto, este tipo particular de contemplación no es, desde luego, para todo el mundo. Y, sin embargo, he aquí las normas más elementales para poder acceder a ellas.

Fase preparatoria

Se hace la penumbra en la habitación preparada para el ritual: de todos modos, detrás del sensitivo tendrá que estar siempre una vela encendida; coloqúese el globo cubierto por el Lamen en el centro de la mesita.
La adivinación tendrá que ser realizada por un «médium», mejor si es una mujer, de cabellos y ojos oscuros.
La «médium», después de poner las manos sobre la mesita durante algunos instantes, invocará a los Espíritus protectores para que le concedan el lúcido pensamiento de la videncia y para acceder, además, al llamado «velo de Isis».
Al consultante se le hará sentar al lado opuesto de la médium, quien le hará apoyar las manos sobre la mesita, abiertas y con las palmas vueltas hacia abajo.
En el incensario quemaremos, mientras tanto, sándalo y mirra.
La médium le pedirá al consultante que pronuncie en voz alta nombre, apellidos, lugar y fecha de nacimiento (naturalmente, si el consultante los conoce) de la persona que se quiere localizar y que se desea que aparezca en el globo en ese momento.

Fase central

Ahora vamos a pedir lo que queremos conocer sobre el pasado, el presente y, naturalmente, el futuro.
Mientras la médium trata de divisar las imágenes, el consultante no debe despegar nunca las manos de la mesa: su atención tendrá que ser máxima, concentrándose todo lo posible en su interior, con los ojos cerrados.
La médium tendrá su mano derecha en la parte inferior del globo: luego, con la mano izquierda, quitará de golpe el Lamen de la esfera y, según su sensibilidad, interpretará lo que aparece en ella.
Durante todo el tiempo en que la médium esté ocupada descifrando las imágenes, la mesita estará animada por continuas vibraciones, que cesarán en cuanto acabe la sesión y ya no queden imágenes por descifrar.
Tanto la médium como el consultante procurarán no despegar las manos con demasiada rapidez. Para despedirnos, como de costumbre, de los espíritus que nos han proporcionado su ayuda, pronunciaremos la siguiente invocación:¡

¡Espíritus de luz, y de sabiduría,
que habéis acudido
para protegemos y darnos la luz
que necesitábamos para ver!
Que reine ahora la paz y la armonía,
por mérito Vuestro, en nuestros corazones;
volved a Vuestro Señor y
Maestro, que gobierna los cielos y la tierra.
¡Amén!

Todo se ha de llevar a cabo con mucha lentitud, con cautela, con la máxima fe y concentración, como se debe hacer con todo lo que no se conoce aún en profundidad.

Fase final

Cuando la sesión contemplativa se haya acabado, y la consultante se haya ido de nuestro despacho, hay que lavar la esfera cuidadosamente. Está claro que esta operación se tiene que hacer cada vez que nos damos cuenta de que la esfera está empañada, llena de polvo, o algo así. Para limpiarla utilizaremos agua y jabón neutro; después, con delicadeza, pasaremos alrededor de la esfera un paño empapado en vinagre de sidra; finalmente, para que quede brillante, utilizaremos un poco de harina seca, restregándola con un paño suave. A nuestra bola de cristal tenemos que considerarla como un«banco», en el que hemos de invertir nuestros pensamientos y los de los demás.