Sesión espiritista por medio de la bola de cristal

El arte de comunicar con los muertos a través de la bola de cristal estaba muy extendida en Inglaterra. Esta práctica evocatoria, difícil y a la vez fascinante, ha implicado a todos los magos ingleses que desde tiempos inmemoriales se han dedicado a ella con verdadera pasión.
Lo que voy a decir ahora es para los que desean usar el globo con fines personales para la comunicación con los espíritus (la evocación es especial y se diferencia totalmente de las finalidades que hemos estado analizando en los otros capítulos). De todos modos, habrá que llevar a cabo siempre los ritos preliminares de purificación, de conjuro, de magnetización, de poder, ya descritos en el segundo capítulo.
Se trata de una práctica adivinatoria que sirve para conocer a nuestro Espíritu Guía y para comunicarnos con él. En la vida, antes o después, todos nos sentimos solos. Saber que en un momento de necesidad un guía espiritual se ocupa de nosotros y nos aconseja es realmente de gran ayuda y consuelo. Aprendamos a ponernos en contacto con nuestro Espíritu Guía y ya no nos sentiremos solos.
En una habitación preparada para este ritual, coloquemos la bola de cristal encima del Lamen, en el centro de la mesa, colocada, a su vez, en el centro de la habitación. Apaguemos toda luz artificial.
Nos haremos con una cómoda silla de madera, revestida de tela, construida sin utilizar clavos ni objetos metálicos.
Fijemos una hora del día que dedicaremos a este tipo de comunicación. A ser posible, que sea después de la puesta del sol.
Nos haremos con una capa de lana, porque, al entrar en Su dimensión, puede que nos asalten intensos escalofríos.
Vamos a encender una vela de color morado detrás de nosotros y vamos a quemar algo de incienso en el brasero. Vamos a concentrarnos en la esfera. Las piernas no deben estar cruzadas: las palmas de las manos se apoyarán en las rodillas.
Vamos a inclinar ligeramente la cabeza hacia atrás y a relajar los músculos.

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