Por lo general, Leo puede definirse como uno de los signos más característicos del Zodíaco.
Hay que procurar no hacerle caso en su continua necesidad de estar en el centro de la atención, o sea, tenerlo en la máxima consideración sin manifestar el propio descontento por esta morbosa manía suya ya que su generosidad, su buen corazón y su simpatía pueden contribuir vivamente a hacer menos evidentes sus defectos y convertirlos en un amigo precioso.
No hay que olvidar que Leo, detrás de esta barrera de seguridad es el ser más gentil, sociable, dulce y a veces incluso tímido que existe y estos dones los muestra a través de la fuerza y espontaneidad que usa ayudando a los demás.
Mirar hacia el éxito es para él casi como una necesidad fisiológica, el objetivo de una existencia; en efecto, no puede rendirse a una vida común y monótona, se tiene que dedicar siempre a algo ambicioso que inevitablemente le conduzca al éxito. En la vida, Leo tiene que ser el primero y brillar al igual que el Sol brilla en el universo.
Leo dará lo mejor de sí mismo cuando se vea rodeado de alabanzas, éxitos y amigos, porque entonces podrá decir que es verdaderamente alguien.