La mujer Leo

Por encima de todo la mujer Leo es orgullosa. Tiene una opinión muy alta de sí misma y de su propia valía; una opinión que no sufre variaciones. Nunca tiene dudas. Según la mujer Leo, todas sus acciones son justas y nunca experimenta la angustia de haberse equivocado, de haber fallado en su cometido. Se considera siempre como una vencedora. No obstante, actúa siempre de buena fe y en cierto sentido es casi ingenua. Considera el compromiso como una vergüenza y no acepta ninguna dominación. La elevada autoestima le impide mostrarse humilde y pobre, a pesar de que sus condiciones económicas sean desastrosas.
La ostentación le da prestigio y el prestigio es una forma de supremacía sobre los demás. Para la nacida en Leo, el orgullo y el prestigio están en la base de su estructura sentimental y de su carácter. El orgullo vence su naturaleza pasional, la frena y le hace desdeñar los pequeños amores. Su naturaleza, que no conoce el término medio, exige el amor total, entero y perfecto; cuando lo ha encontrado, se transforma en el ser más dulce y amable.
Si se equivoca, nunca admite el propio error, solamente si las pruebas son aplastantes podrá considerar la posibilidad de haberse equivocado, pero no lo admitirá. Siempre es muy cortejada, acepta los regalos como un justo tributo a su «realeza» y su punto débil está quizás en profesar demasiada simpatía a quienquiera le dedique un cumplido.
Incluso el cumplido más común la conmueve y ella, tan difícil, pone en los pedestales a personas sin ningún valor por el simple hecho de que la cubren de alabanzas. Se nota en seguida a la mujer Leo por el hecho de que causa siempre más impacto ella que su acompañante. De cuerpo lleno y bien proporcionado, con frecuencia tiene una expresión velada por la melancolía.
Sincera, en el amor odia las complicaciones sentimentales; difícilmente sucumbirá ante una nueva aventura, sobre todo gracias a su orgullo y a su rectitud moral muy profunda. No tiene muchas amistades femeninas porque la atracción que ejerce en el sexo opuesto le ocasiona con frecuencia desavenencias con las otras mujeres. Aunque no es muy prolífica, guarda siempre un fuerte sentido de la familia y de la casa. No siente afición por los pequeños trabajos domésticos pero posee un singular talento para la cocina. Sabe llevar los vestidos, incluso los más simples, como si fuesen modelos de alta costura.
Sus colores son el amarillo oro, el naranja y las diversas tonalidades de rojo, es decir, todos los colores de rayos solares. Se casa fácilmente por interés porque le gusta el prestigio y el lujo y además, aunque sea desgraciada tiene demasiada dignidad para afrontar el proceso de una separación, por lo que vivirá junto al marido dejándole la máxima libertad. La mujer Leo tiene una voluntad férrea y es capaz de dominar cualquier situación; sabe ser la compañera ideal de aquellos hombres que necesitan continuamente ser estimulados para llegar a conquistar la meta fijada. A menudo es una mujer arribista, con un amor propio muy pronunciado, para la que no existen escrúpulos en la consecución de los objetivos. Por el contrario, los impedimentos que la suerte le depara no significan para ella otra cosa que un aliciente más, y, aunque la mayoría de veces sea odiada, triunfa siempre en sus empeños. Una mujer de este tipo difícilmente se liga a un hombre, ya que su independencia, como su sed de dominio, se encuentran muy pronunciados.
En todas las facetas de la vida conyugal, es la mujer más exigente de todo el Zodíaco. Su marido deberá tener una posición y si no la tiene ella será quien haga de él una personalidad. Aries, Libra y Géminis son los únicos signos que pueden encontrarse con una mujer así. Aunque altiva y orgullosa, es una mujer fácil de conquistar. Como ama la adulación y no distingue lo falso de lo verdadero, si el hombre que la quiere tiene paciencia y carácter, puede obtener primero su confianza y luego su amor.
Hay que darle siempre la impresión de ser ella la única y poderla cubrir desde el principio de lujosos presentes, aunque todo esto no tiene valor si el hombre no es capaz también de respetarla intelectualmente y, sobre todo, si no le hace comprender que tiene en ella la máxima confianza y la considera superior a las demás mujeres.
Si el hombre tiene carácter dominante se enfrentará siempre a la mujer, pero si es sensible, la mujer Leo establecerá una relación de dominio. El orgullo es el arma que el Leo utiliza más a menudo. Por lo que si se hiere su amor propio, este tipo tan egocéntrico y aparentemente invulnerable, se encontrará completamente indefenso.