Mientras Tauro se queda en casa, Leo sale a hacer correrías para sacudirse de encima el hábito doméstico que pretende imponerle su compañero y ante el que no tiene ninguna intención de doblegarse.
A la larga, esta diferencias puede crear conflictos muy profundos en la pareja.
Intimamente unidos por una sensualidad compartida, Leo y Tauro tienen también algunas diferencias que los separan.
El espíritu leonino de aventura choca una y otra vez contra el sedentarismo tauria-no y contra su natural tendencia a la quietud.
De esta unión, por lo tanto, no estarán ausentes las lágrimas, pero tampoco las alegrías.
Los fogosos encuentros sexuales compensarán algunas desavenencias en otros campos y constituirán una forma de comunicación fundamental entre estos dos signos, caracterizados por la vitalidad y la fuerza.
Su férreas voluntades respectivas y sus corazones bien templados terminarán por ser un lazo de unión indestructible.