Libra tiene una merecida fama de ser un extraordinario amante. Y ésta no obedece sólo a sus proezas en la cama, sino al innato sentido del equilibrio que lo caracteriza y que lo impulsa a buscar la armonía en todo y, muy principalmente, en la relación con el sexo opuesto. Hacer el amor es para él como crear una obra de arte, por eso le dedica a su amante tiempo, sensualidad y sabiduría y trata de que la pasión, aunque ardiente, sea una expresión tan armónica como una pintura del Renacimiento.
Por esta razón, siempre evitará las peleas y tratará de encontrar una forma más suave y sutil de dirimir una diferencia. Además, su memoria, también marcada por la permanente búsqueda del equilibrio, se inclina a retener sólo las connotaciones bellas y positivas de un momento vivido en pareja. Libra no olvidará jamás las fechas importantes, como aniversarios y cumpleaños, ni los más mínimos detalles que acompañaron un encuentro feliz. No es raro que retenga en el fondo de su memoria la imagen nítida de
su pareja tal como estaba la primera vez que la vio o la primera ocasión en que la besó, la música de la primera pieza que bailaron y la marca del perfume que tenía puesto en esa ocasión.
Esta capacidad de Libra para evocar el pasado en común y para registrar cada detalle de su pareja, hace que cualquiera se sienta halagado y deseado. Pero éste no es el único atractivo que lo transforma en un signo irresistible. Su sensualidad y su encanto son tan marcados como su necesidad de armonía, por lo que, aun sin proponérselo, siempre será muy solicitado en el plano amoroso. Su conversación, además, es interesante y divertida, por lo que en una fiesta siempre estará rodeado de un alegre grupo que festejará sus ocurrencias y reflexiones.
En la cama su desenvolvimiento es tan sutil como fuera de ella y su pasión es capaz de lograr que su amante recorra todas la escalas del placer. Como es consciente de sus encantos y le gusta probar su poder de seducción puede flirtear y divertirse sin establecer un compromiso serio, pero su meta final será siempre el matrimonio, ya que no concibe la vida sino al lado de una pareja estable.
Su pasión por el equilibrio, sin embargo, en algunas ocasiones puede volverse en su contra inclinándolo más a la reflexión que a la acción. Muchas serán las veces que Libra se sentirá tentado a acercarse a alguien, pero en su afán de lograr que el encuentro sea perfecto y lo más placentero posible, demorará en exceso la iniciativa, corriendo el riesgo de que la pasión de su potencial amante se apague. En ningún caso mejor que en el de Libra se cumple el dicho que asegura que «lo mejor es enemigo de lo bueno». Al intentar que el encuentro amoroso sea lo más equilibrado y armónico posible, puede hacer que éste nunca se produzca.
También el encanto y la influencia que ejerce sobre los demás puede tener su contrapartida negativa. Como es muy difícil renunciar a un deseo de Libra y no acceder a lo que quiere, en algunas circunstancias puede llegar a abusar de este poder sobre los otros, delegando en ellos lo que le correspondería hacer sólo a él. Decidido a evitar una pelea a cualquier precio, por ejemplo, puede pedirle a un tercero que se encargue de mediar en un conflicto de pareja o de comunicar la decisión de ponerle fin a una relación. Su capacidad para seducir puede llevarlo fácilmente a la manipulación de los demás.
Por otra parte, Libra corre el riesgo de caer en su propia trampa, ya que como su necesidad de ser agradable ante los otros lo obliga a repartir halagos con demasiada generosidad, llega muchas veces a confundir sus auténticos sentimientos.
Sus atractivos naturales pueden volverlo un poco ególatra e impulsarlo a ocultar sus debilidades para ser siempre el que domine la situación. Para que aflore lo mejor de sí mismo deberá hacer un esfuerzo por tomar en cuenta a la otra parte de la pareja y renunciar a ser el protagonista absoluto de la relación.