Sexualidad de Libra

Los placeres sensuales de todo tipo forman parte indisoluble de cualquier encuentro íntimo con Libra. Obedeciendo a su natural obsesión por el equilibrio, explorará e incentivará por igual todos los sentidos de su amante sin privilegiar ninguno en especial.
Para estimular sus sensaciones táctiles le prodigará suaves y minuciosos masajes, pero también le untará el cuerpo con perfumes exóticos y aceites aromáticos para no descuidar la vía del olfato en la búsqueda del placer supremo. Las palabras, tanto dulces como atrevidas, colmarán los oídos de su compañero y los manjares de una mesa bien servida anunciarán, a través de su sabor excitante, otros intensos placeres.
Pero como no dejará de recorrer ningún camino, también buscará el placer a través de la fantasía. Publicaciones, vídeos y narraciones eróticas constituirán para este signo una buena manera de incentivar la imaginación y encender la llama del deseo. Su sexualidad tiene un alto nivel de refinamiento y su fuente de inspiración fundamental es el Kama Sutra.

Sus flirteos, sin embargo, no siempre concluirán en un fogoso romance. Muchas veces Libra se conformará con sentirse deseado, admirado y perseguido y alimentará estas actitudes sin considerarse, por eso, siempre obligado a corresponderías. Su desmedida necesidad de admiración lo llevará a dosificar sabiamente sus insinuaciones, sin que ningún pretendiente despechado pueda reprocharle jamás una promesa incumplida. ‘
Como el atractivo de su imagen es una de sus armas fundamentales de seducción, no descuidará jamás su aspecto y se encargará esmeradamente de su ropa y de su arreglo personal. Para un Libra resultaría imperdonable que un amante -tanto potencial como efectivo- lo pescara «en falta», es decir, con los zapatos sucios o un atuendo que no está a la moda.

Para lograr la felicidad afectiva, tendrá que resignar parte de su egolatría. Pero aunque, con esfuerzo, lo logre, jamás dejará de ser un amante solicitado, acosado por las llamadas telefónicas, las insinuaciones, las cartas y las citas. Tan intensa es su necesidad de agradar que si el amante que tiene a su lado no es capaz por sí solo de satisfacerla, no dudará en recurrir a la infidelidad con tal de sentirse admirado. Permanentemente necesita sentir a su alrededor que los romances están al alcance de su mano, y si esos romances tienen el aura de lo prohibido, tanto mejor. Ésta actitud le impide entregarse por entero, estableciendo a veces relaciones distantes y superficiales que sirven para colmar su ego, pero que no alcanzan a satisfacer sus verdaderas necesidades afectivas. Bajo su fachada segura y equilibrada, suele esconderse una gran inseguridad. Y esta inseguridad es, precisamente, la que lo impulsa a buscar en la conquista una manera de reafirmación personal.

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