La tela de las runas

Una vez más, podemos recurrir a Tácito para obtener una percepción sobre los métodos empleados por los magos rúnicos. En el capítulo 10 de Germania, afirma que, después de fabricar las piezas de las runas con la madera del árbol frutal, las diseminaban al azar sobre una tela blanca.
El blanco es el símbolo de la verdad y la pureza, y como tal resulta ideal para su uso en la tela rúnica. También posee la ventaja de ser neutral visualmente. Eso es lo más importante a tener en cuenta cuando realicéis la elección de vuestra tela. No importa qué color elijáis para ella, debe estar libre de distracciones visuales. No ha de tener estampados ni estar muy adornada, ya que esas cosas pueden distraer la mente y alejar al ojo de las propias runas.
El material para dicha tela lo podéis obtener fácilmente de cualquier tienda. Una buena medida ronda los 45 por 45 centímetros.
Su principal objetivo es mantener las runas limpias y proporcionar un centro para ellas.
Con el fin de cargar vuestras runas —es decir, marcarlas con vuestras propias vibraciones—, se recomienda que las tengáis en contacto con vosotros lo más a menudo que sea posible. Podéis llevarlas en el cinturón, en la bolsa o sostenerlas en el regazo mientras veis la televisión. Intentad colocar la bolsa en la zona del plexo solar. Es el espacio aproximado que hay entre el diafragma y el ombligo. Se sabe que esa zona es un centro de energía y que en él se percibe con fuerza el aura. También podéis colocarlas bajo la almohada antes de ir a dormir. Puede que este método os aporte el beneficio añadido de tener sueños significativos, a menudo sobre temas rúnicos.
Las runas no tienen que estar en contacto con vosotros en todo momento, desde luego, pero la cuestión es que hay que realizar un esfuerzo para sintonizarlas con vuestra propia «frecuencia de onda» antes de llevar a cabo un esfuerzo serio de adivinación.

Runas