Principios de la adivinación con las runas

Lo primero que debéis recordar es que estáis consultando a un oráculo. No os «están leyendo la suerte». El oráculo no es un absoluto, y a diferencia de la adivinación convencional, os proporciona la información y os permite decidir qué hacer con ella. Las respuestas que encontraréis en las runas son las que encontraríais en vosotros mismos. Buscadlas, y escuchad con el oído interior.
El gran psicólogo y filósofo Carl Jung, no solo estaba familiarizado con el sistema oracular, sino que también lo empleaba en la forma del I Ching. En su introducción a ese libro, tuvo el coraje de escribir: «Las consideraciones teóricas sobre la causa y el efecto a menudo palidecen ante los resultados prácticos del azar».
La consulta de las runas nos sitúa firmemente en el tiempo presente, y lo que suceda en ese momento específico posee lo que Jung llama «la cualidad peculiar de ese momento». Dado vuestro emplazamiento en el universo en ese momento, un oráculo os guía por las variables y os permite sacar vuestras propias conclusiones sobre el asunto en cuestión.
Cuando formuléis vuestra pregunta, cercioraos de plantearla de tal manera que no quede duda sobre su significado. En otras palabras, sed específicos. Por ejemplo, en vez de decir «Debería aceptar este trabajo y trasladarme a Tal Ciudad?» (que en realidad son dos preguntas), quizá deberíais decir «El tema es mi trabajo nuevo». Al formular la pregunta de este modo, os permitís una interpretación más amplia y os concentráis en el tema principal, el trabajo nuevo.
Si echáis las runas para otra persona, no preguntéis qué pregunta tiene. Si el consultante ha meditado realmente la cuestión y vosotros estáis familiarizados con los significados básicos de las runas, debería ser muy fácil discernir el tema, ya sea amor, finanzas, salud o negocios. Cuando no se os menciona la pregunta, elimináis cualquier prejuicio consciente que podáis albergar sobre el tema y esa peligrosa tendencia a ofrecer vuestro propio consejo en vez del que indica las runas.
Hay muchos procedimientos rúnicos distintos que se pueden encontrar en las obras de numerosos autores. Unos pocos son muy buenos y también se ilustrarán aquí. Sin embargo, en mi opinión, se han inventado algunos que resultan
mucho más complejos de lo que realmente es necesario, en especial para el principiante. Consideramos que las runas son un sistema sencillo y conforme y que sus procedimientos también deberían retener un poco de sencillez.
En tiempos antiguos, las runas se echaban mediante un proceso sencillo y directo. Tenemos constancia de ello en los escritos de Tácito, en el capítulo 10 de Germania:
Cortan una rama de un árbol frutal y la dividen en trozos pequeños que marcan con signos precisos. Luego los esparcen al azar sobre una tela blanca. Un sacerdote oficial (si se trata de algo de gran importancia) o el jefe de la casa (si es una cuestión privada) reza a los dioses y, mirando al cielo, recoge los trozos uno por vez y los interpreta de acuerdo con los signos marcados en ellos.
Este extracto sacado de las historias de uno de los maestros de runas teutones contemporáneos es, hasta donde puede determinarse, real y nos revela dos cosas importantes.
Primero, nos indica que las runas eran elegidas al azar, igual que se hace en todos los métodos que se usan en la actualidad. Esta elección fortuita, en especial cuando se ve acompañada por la plegaria y una intensa concentración, garantizaba que cada runa seleccionada era depositada directamente en las manos del adivinador por una fuerza exterior. En la mente del mago, las Nornas, Odín y Freya actuaban a través de las runas para guiar al pueblo. Por ello es por lo que incluso hoy en día resulta tradicional solicitar su guía antes de una lectura. Al intentar ponernos en contacto con estas Energías, podemos aproximarnos más a una comprensión de cómo obraban sobre las vidas de los que recurrían a las runas, y a través de esta comprensión somos capaces de obtener más información acerca de las runas mismas.
Lo segundo que nos revela este pasaje es que no solo las usaban una «clase mágica» perteneciente a la élite, sino que cualquiera podía hacerlo, aunque ese derecho por lo general recaía por respeto en el jefe de la familia. Ello nos indica que las runas eran muy conocidas para la gente corriente, que las usaban con frecuencia para diversos propósitos.
Ya hemos hablado de la importancia del ritual, y sin duda volvermos a mencionarlo. El ritual es una de las mejores maneras de preparar al subconsciente para recibir la información que os aportarán las runas. A través de él se exorcizan todos los pensamientos mundanos y triviales, dejando la mente como si fuera una pizarra en blanco, lista para recibir las impresiones de las runas. Esa quietud mental es muy importante para lograr una lectura precisa.
A continuación os brindo un ritual de muestra basado en el método registrado por Tácito. Que elijáis emplear este método, idear el vuestro propio o prescindir por completo del ritual depende por completo de vosotros. Cuando se realiza cualquier operación mágica, lo importante es que os sintáis cómodos con lo que hacéis por encima de cualquier otra consideración. Escuchad siempre a vuestra voz interior.

Runas