Vuestras runas 1

Cortad la rama en 25 piezas de aproximadamente un centímetro de grosor. Podéis dejar o quitar la corteza. Una forma más fácil de obtener piezas redondas uniformes es ir a una buena ferretería y comprar unas espigas fabricadas con la madera de vuestra elección. De este modo no dispondréis de una selección muy amplia, pero seréis capaces de elegir entre diversos tipos. Las más corrientes son las de pino, roble y fresno.
Los propios símbolos de las runas se pueden grabar o pintar en la madera o trazar con un rotulador grueso. Yo prefiero los métodos de grabado y pintura, porque requieren más esfuerzo, y cuanto más esfuerzo dediquéis a vuestro juego de runas, más obtendréis de él. Las mías las pinté con un pequeño pincel de pelo de cebellina con pintura acrílica.
En realidad, estas pinturas son ideales, ya que resultan fáciles de limpiar luego, son resistentes y brillantes. Sin embargo, si os sentís incapaces de emplear un pincel, hay bastantes marcadores de pintura en el mercado. Vienen en colores intensos y son tan sencillos de usar como los rotuladores.
Tengo sentimientos encontrados sobre el empleo de tintes en las runas de madera. Ningún tinte debería ser mucho más oscuro que el tono de la madera natural y, desde luego, debería aplicarse antes de pintar el símbolo rúnico. Dependiendo del tipo de tintes y pinturas empleados, el color del tinte podría modificar la tonalidad esencial de la pintura.
Esta es la principal objeción que le pongo a los tintes. No obstante, tanto en eso como en otras cuestiones rúnicas, seguid vuestra intuición para saber lo que está bien para vosotros.
Estoy decididamente en contra de los selladores. El barniz y la laca sellarán todos los poros de la madera y le aportarán a la runa un lustre antinatural, pero, lo que es más importante, impedirán cualquier contacto con la superficie natural. Ello aislará cualquier energía que posea la madera y, en mi opinión, si pensáis barnizar vuestras runas, bien podríais hacerlas de plástico.
Al elegir vuestras runas, cercioraos de que no hay ninguna marca especial en el reverso. Ello garantiza que cuando las runas se coloquen boca abajo para elegirlas en una lectura no se pueda llevar a cabo una selección condicionada. Por ese motivo, no es recomendable decorar de ningún modo el reverso de las runas, a menos que estas sean redondas, en cuyo caso es útil pintar una simple línea para indicar el eje Norte/Sur de la runa.
Después de haber reunido todas las herramientas y materiales para empezar a fabricarlas, tomaos un momento de sosiego. En dicho momento, aquietad la mente y concentraos en lo que vais a hacer. Estáis a punto de viajar al pasado, continuando una tradición antigua.
Estáis a punto de hacer para vosotros mismos un juego de utensilios que os ayudará a entrar en contacto con el mundo natural, a tenerlo más bajo control. Vais a fabricaros unas amigas. Aprovechar ese momento de paz para meditar en la tarea que os ocupa o rezar a vuestros dioses particulares eleva un sencillo proyecto de madera al nivel de un ritual.
Quizá hayáis observado que he empleado varias veces la palabra dioses en este libro. Sin importar si sois paganos o cristianos, si adoráis a un dios o a varios, aún podéis emplear las runas. No obstante, y sea cual fuere vuestra fe, es importante comprender y aceptar que las runas y el sisr tema rúnico, al igual que la completa realidad de los pueblos nórdicos, aceptaban la existencia de muchos dioses y fuerzas como algo corriente. Esos dioses y su influencia impregnaban las vidas de los pueblos que empleaban las runas, algo que los estudiantes no deberían soslayar, sin importar cuáles sean sus sentimientos religiosos. La eficacia del sistema que aquí se presenta solo puede incrementarse con una comprensión exhaustiva de los pueblos nórdicos, sus dioses y el lugar especial que ocupaban las runas en su sociedad.
Mediante este entendimiento (y fijaos que digo entendimiento yno conocimiento, ya que se puede poseer abundante conocimiento sin entendimiento), podéis vislumbrar la atmósfera en que el saber de las runas se practicaba en un principio, y de ello solo os podéis beneficiar.
Tradicionalmente, Odín y Freya eran los guardianes y patrones de las runas, y muchos practicantes aún les rezan para solicitar su ayuda y conocimiento. Si sois cristianos, podéis imaginar a Odín como Jehová, ya que ese es su rango en el panetón nórdico, y a Freya como el principio de la luz y el crecimiento que queda encarnado de forma tan hermosa en el estallido de la primavera. Pues a través de las runas todos nos afanamos por comprender la voluntad de nuestros dioses al tiempo que buscamos el desarrollo personal, tanto en el mundo material como en el espiritual.
En nuestro estudio de las runas, tanto como forma de adivinación como de herramientas para el cambio mágico, haremos bien en recordar el hecho de que la conversión de las costumbres paganas a la nueva fe cristiana tardó mucho más de lo que casi todos los historiadores nos hacen creer. Bajo ningún concepto fue como agitar una varita mágica para que de la noche a la mañana todo el mundo se volviera cristiano. Así como puede que las clases gobernantes percibieran los
beneficios políticos a obtener de dicha conversión (o conversión fingida), los campesinos, que eran tanto la médula de la cultura como su mayoría, se aferraron a sus propias creencias y con firmeza se negaron a adoptar la nueva religión. Donde más permaneció la fe pagana fue en Islandia, cuya mayoría se mantuvo con la Antigua Fe hasta bien entrado el siglo XI. Incluso en la actualidad medra en esa nación una comunidad abiertamente pagana, y es allí donde hasta el presente sobrevive una viva tradición de las runas.
De modo que tomaos vuestro tiempo. Concentraos en lo que esperáis alcanzar. Si queréis, invocad a Odín y a Freya para que guíen vuestras manos y os ayuden a superar cualquier dificultad en la creación de vuestras nuevas runas. Quizá no estéis familiarizados con ningún tipo de talla de madera o temáis cometer un error mientras pintáis los símbolos. No os preocupéis.
Os sorprenderá lo que podéis conseguir con fe y concentración, y esta meditación sencilla y sosegada os ayudará a tranquilizar vuestra mano.
Después de haber cortado las runas y lijado cualquier aspereza, es hora de pintar los símbolos. Desde luego, la elección del color depende de vosotros, pero hay varios colores tradicionales que pueden ejercer una influencia mágica tanto sobre las runas como sobre el subconsciente.
El rojo es un color tradicional de la magia rúnica. Representa el principio masculino activo, la fuerza vital encarnada en el rojo de la sangre. El azules el color sagrado para Odín, y como tal es muy adecuado para las runas. También se trata de un color de sanación.
El verde es el color de la prosperidad, la fertilidad y el desarrollo. También se trata del color de la Diosa y, como tal, es ideal para Sus seguidores o para una maga rúnica.
Usad siempre vuestra intuición al elegir un color para vuestras runas. Sin embargo, aun cuando yo soy una mujer al igual que una seguidora de la Diosa, elegí el rojo para mi juego particular. El subconsciente me dijo que era el color adecuado para mí.

Runas