Así conquista el sagitariano

Optimista, extravertido, seguro de sí mismo, empezará desplegando sus ganas de vivir y su temperamento vital, generoso, exuberante y entusiasta. A quien haya captado su interés empezará por abrirle la puerta de un mundo todo suyo, hecho de hombres, caballos, perros, mapas de carreteras, y lleno de vuelos transatlánticos, de cruceros o de libros de geografía, así como de bromas e invitaciones a lugares sofisticados. Será casi imposible no reconocer que cuando el centauro conquista debería limitar un poco sus observaciones sinceras, pero privadas de tacto. Vivaz y lleno de brío como es, logra en seguida remediar y hacerse perdonar, pero deja atemorizado a cualquiera. ¿Qué salida de tono se le ocurrirá después?
Partiendo de la base de que para el hombre Sagitario todo es juego, invitará a quien le ha atraído a dar un paseo en bicicleta, o bien, en una cálida noche de verano, a un maravilloso parque —con restaurante o un simple banco solitario— a ver las estrellas y a hablar de las ilusiones de ambos, como forma indirecta de hacer saber que del número y la calidad de las afinidades que encuentre dependerá el interés y el tiempo que finalmente dedique a la relación. Es perfectamente consciente de que su desenvoltura, su buen humor, su deseo de explorar el mundo y descubrir nuevos modos de vida, así como su capacidad para infundir optimismo, son una fórmula difícil de resistir para la mayoría. De aquí que tantas mujeres desconfíen de los hombres esbeltos, de apariencia deportiva, frentes amplias, cabellera fina o poco abundante, en la medida en que se muestren más derrochadores de energía y deseo de vivir. Saben que se trata de hombres que no suelen encontrar grandes resistencias a sus proposiciones amorosas y que gustan de poner la máxima variedad en su vida sentimental. Despliegan también con gran capacidad de atracción su amor a la aventura y a la existencia equilibradamente nómada. No les gusta el lado sedentario y detallista del trabajo, por lo que se esmeran en hacer de su vida un juego de lógica y acción, con tantos viajes de trabajo como sea posible, o residir en un amplio piso hogareño lleno de plantas y algunos perros y gatos, en medio de todo lo cual dispondrán habilidosamente un trono para la conquista del momento, haciéndole sentir que todo aquello le estaba esperando ahí desde siempre.
Y hay que añadir que ante la imposibilidad de viajar realmente, se les verá hacerlo de muchas formas distintas, como por ejemplo por el paladar, deslumhrando a sus acompañantes con su conocimiento de los mejores restaurantes especializados en manjares y bebidas de pueblos muy distantes. Asimismo viajarán con la ayuda del cine, procurando ver sin tardanza (en compañía de quien les atrae) todas las películas escenificadas en lugares exóticos, con argumentos desbordantes de acción.