El niño Sagitario

Al ver a un niño de Sagitario de entre siete y diez años, mucha gente tiende a creer que sus padres son débiles de carácter y han dejado que el hijo asuma buena parte del mando en el hogar.
Por supuesto, hay en el Zodíaco niños de temperamento más fuerte que también tienden a imponer su ley en la familia, pero el caso de los niños sagitarianos, tan dados a razonar sus actos y a enjuiciar los de sus mayores, es un caso aparte y muy especial debido a su excepcional claridad mental y a su conciencia de hallarse haciendo exactamente lo que debe hacerse, sin concesiones para su vanidad personal.

Los pequeños patriarcas

Independientemente de que algunos no consigan hacerse oír lo suficiente y traten de imponerse por medios tales como las pataletas, que pueden llegar a verdaderas crisis nerviosas, la mayoría dan muestras de un sentido de responsabilidad muy desarrollado para su edad. Se hace patente que Júpiter los ha incubado con la calidad de los patriarcas, por lo que ya desde edad temprana se hacen cargo de sus hermanos, quizá a veces con excesivo autoritarismo, pero buscando esencialmente que se encuentren bien y que se haga lo que se debe.

Colaboradores con plena dignidad

Las niñas sagitarianas de esta edad no dudan en ocuparse de muchas labores de cocina, así como de la limpieza de la casa. Los niños hacen recados, realizan alguna reparación y se hacen cargo de la limpieza de los zapatos de la familia o de tareas semejantes. El hecho a destacar es que tanto las niñas como los niños despliegan un excelente sentido de la iniciativa, además de buen criterio, presencia de ánimo, sentido de la justicia y ánimo de trabajo.

La acción es clave en su infancia

Hay que decir que, por otra parte, el temperamento bilioso, que es el distintivo de Sagitario, induce a muchos de estos niños a mostrarse agresivos, a pelear constantemente, así como a poner todo su entusiasmo en competiciones deportivas, en las que demuestran una efectividad muy por encima del promedio. En efecto, los pequeños centauros son muy dados a levantar polvaredas y a imponer la acción de su cuerpo como medio de señalar su superioridad.