La mujer que patrocina Sagitario

La mujer del signo de Sagitario esconde bajo una aparente simplicidad una curiosidad inagotable que la impulsa continuamente a afrontar cambios y novedades. Llena de una gran alegría de vivir, exuberante, activa, busca evasiones inspiradoras. Es un hecho que tiene un especial gusto intelectual o nervioso por la aventura. Es alegre, comunicativa y casi siempre está dispuesta a establecer contactos humanos.
Filósofa, idealista, conquistadora llena de fascinación, se lanza a las aventuras amorosas con el espíritu de una amazona. Para muchos llega a parecer que desafía la opinión de los demás, porque, ¿cómo es posible proyectar tanta casta, tanto brío, tanta fuerza de carácter y tanta gracia y magnetismo, sin estar dispuesta al mismo tiempo a pagar a la sociedad el tributo correspondiente? Nadie puede ser tan libre, dicen, y guiarse solamente por su propio criterio.
Ama el deporte y todas las actividades que le permitan moverse sin limitaciones. Le encantan los caballos, le gusta galopar por el campo o, por lo menos, en las pistas de equitación de los centros deportivos. No soporta la inmovilidad y su mayor veneno lo encuentra en el aburrimiento. Tiene constante necesidad de ver gente a su alrededor. Sus conocidos son muchos, pero pocas son las verdaderas amistades. Otra de las necesidades es la de contar a sus amigas todos sus proyectos, episodios y fantasías relacionadas con el amor. Le resulta difícil guardar sus propios secretos; por lo menos los que más la inquietan o entusiasman.

Orientación sentimental de la sagitariana

También ella, como él, suele preferir las relaciones informales a las que implican obligaciones y planteamientos definitivos… hasta que por sí misma se impone la conveniencia de fundar su propia familia. Independiente por excelencia, no vive deseando protección ni ternura. Sólo intenta mantener la efervescencia de su gusto por la vida. No es raro el caso de sagitarianas que escandalizan a la sociedad, por más que ya no se den casos tan evidentes y sonados como hace unas cuantas décadas. Pero lo cierto es que ningún convencionalismo puede contener a una centauresa que se ha propuesto saltar vallas en uso de su libertad y responsabilidad. Y que no se atreva a reprochárselo quien no desee verse apartado de manera categórica.

Es afortunada, a menos que comparta un aura adverso

La mujer nacida bajo el influjo de Sagitario alienta un permanente optimismo y, aunque como todo el mundo debe afrontar períodos difíciles, tiende a mantenerse en el convencimiento sobrenatural de que la desgracia es algo temporal y que toda mala época o momento se resolverá de la misma manera en que se va la oscuridad diariamente para dejar de nuevo el trono al Sol. Esto la dota de una fuerza que le permite mostrarse digna y serena en todo momento, y aun ofrecer apoyo a los menos fuertes. Pero, siendo por naturaleza afortunada y con frecuencia incluso mimada por Júpiter, en general tiene un destino favorable o, por lo menos, libre de problemas insuperables, a menos que se deje llevar por influencias negativas o su compañero le haga compartir una suerte degradada, determinando que el aura de ella pierda los tonos azulados para adquirir manchas marrones, que son las que con mayor fuerza determinan estados de ánimo y salud que alejan a los demás, o los ponen en contra, a la vez que atraen todas las condiciones de la llamada mala suerte. Pero, en síntesis, estando su naturaleza muy alejada de los juegos de poder que satisfacen a otras —como a la mujer Escorpión—, su gran sentido de la independencia le impide soportar demasiado el rol de la sumisión, ya sea suya o de los demás. El amor puede ser un rito para ella. No padece insuperables inhibiciones, ni sabe maniobrar para que sus deseos y sus actos parezcan algo distinto a lo que realmente son, y por tanto no duda en hacer comprender qué es exactamente lo que desea. Y, asimismo, prefiere que su compañero manifieste claramente cuáles son sus preferencias en todos los órdenes, en vez de intentar adivinarlos o confiar la tarea al tiempo y a la experiencia.

Una mujer que va directa al blanco

Quien pretenda a una sagitariana, debe entender que se trata de una mujer de intimidad voraz. De hecho, no le gusta ser cortejada largo tiempo y pierde en seguida la paciencia.
En el amor está siempre muy presente y desea descargar en él la gran carga vital que posee, la cual es muy potente. Tiene necesidad de un hombre que tenga una fuerte autonomía y que esté dispuesto a concederle gran libertad y confianza. Deberá tener también grandes ideales, ser inteligente y creativo, y naturalmente muy hábil en el plano sexual.

Compañera esforzada

Sin embargo, hay que advertir del peligro a que, como efecto colateral, les expone la fortaleza de su carácter, y es el de resultar conmovidas por hombres de tanto ingenio como ellas, pero de ánimo y voluntad débiles, ante los cuales se sentirán muy atraídas por obra de una especie de desviación del instinto maternal, formando así una pareja en la que ella, por extraño pudor, no deseará verse como ser único, sino que actuará como impulsora y reforzadora de su pareja.
Por supuesto, no será preciso llegar a condiciones tan extremas para apreciar el espíritu de colaboración que alienta la sagitariana. Siempre estará deseosa de contribuir con su esfuerzo ai progreso de las finanzas del hogar y, en particular, al prestigio y la condición de su compañero. Finalmente, cuando encuentra el amor sabe ser apasionada, celosa y no tolerará la infidelidad de su cónyuge. Sin duda, mostrará siempre más indulgencia para sus propias escapadas si llegara a encontrar que su matrimonio no es el ideal, porque considera que ante todo lo esencial es vivir. Su relación con el amor implica una base de sinceridad. Necesita inspirar a su compañero una admiración y un interés limpios, sin técnicas, artifi-cialidades ni subterfugios. Espera del amor una sensación de paz liberadora que la haga sentir en armonía con el universo entero, capaz de trotar entre las estrellas.

El trato de la mujer sagitariana

Por su innato dinamismo, la mujer Sagitario es imán y fuente de buen humor, risas y diversión, sobre todo entre los jóvenes. Su feliz disposición, ingenio e ironía, además de un don especial para infundir movimiento y chispa a todo tipo de reunión, hacen olvidar las malignas flechas que de vez en cuando también sabe tirar, especialmente a quienes le molestan con actitudes conservadoras o prepotentes, pudiendo llegar a ser muy incisiva.