Las directrices de la personalidad de la Rata

Años regidos por la rata

Del 31 de enero de 1900 al 18 de febrero de 1901.
Del 18 de febrero de 1912 al 5 de febrero de 1913.
Del 5 de febrero de 1924 al 24 de enero de 1925.
Del 24 de enero de 1936 al 10 de febrero de 1937.
Del 10 de febrero de 1948 al 28 de enero de 1949.
Del 28 de enero de 1960 al 1º de febrero de 1961.
Del 16 de enero de 1972 al 2 de febrero de 1973.
Del 2 de febrero de 1984 al 19 de febrero de 1985.
Del 19 de febrero de 1996 al 7 de febrero de 1997.
Del 7 de febrero del 2008 al 26 de enero del 2009.

Las directrices de la personalidad de la rata

El sagitariano que nace bajo las directrices de la Rata siempre es visto como activo y brillante. Le gusta rodearse de amigos, ir a fiestas y participar en eventos sociales. Esto le es posible gracias al imán de su simpatía, a una siempre viva ambición y a un optimismo a toda prueba, que le permiten también adaptarse a casi cualquier situación. Su capacidad de observación y su excelente memoria le permiten afirmarse allí donde estas cualidades son determinantes: se dice, por ejemplo, que la Rata propicia la formación de magníficos escritores. Debido a su proverbial codicia, raramente se encontrará una persona nacida bajo este signo en condiciones de absoluta pobreza, particularmente si se considera la siempre potente naturaleza sagitariana que le impide sentarse a ver cómo se hunde su nave sin hacer algo para, por lo menos, no hundirse también. Por tanto, cualquier condición de gran apuro económico casi siempre será temporal; no tardará en hallar la forma de recobrarse, pues la Rata no es dada a la resignación. El gran riesgo de esta personalidad es el de que induzca a canalizar energías en demasiadas direcciones, o a consumirse inútilmente presa de una ambición desmedida, irreal, lo cual, al sumarse a la muy semejante propensión sagitariana, señala un peligro del que el nativo debe ser consciente. Pero, por obra de su inteligencia y a su capacidad casi instintiva para salir de las situaciones más embarazosas, la Rata está destinada a ser una vencedora, en especial si Sagitario lo refuerza con su habitual aporte de audacia.
En general, la tendencia a la acumulación de dinero es significativa en este signo lunar y en el solar de Sagitario, por lo que los nacidos bajo este influjo combinado fácilmente pueden caer en una obsesiva persecución de utilidades o ganancias.
En el plano afectivo la Rata se distingue por su vibrante disposición sentimental, lo que se complementa maravillosamente con la disposición más material, más sexual, de Sagitario. Concede mucha importancia a las relaciones amorosas y tiende a establecer vínculos estrechos con numerosos amigos, con el no siempre consciente propósito de constituir un clan o sociedad de objetivos afines y ayuda mutua. Y les será leal y protectora, aunque por su condición sagitariana no desdeñe utilizarlos. Otra debilidad de la Rata es su falta de discreción. Lo suyo es la curiosidad desmedida, la falta de consideración para la intimidad ajena, pero semejante característica será muy atenuada por la naturaleza de Sagitario. Sin embargo, el deseo casi enfermizo de poseer toda la información posible sobre todo cuanto se le relaciona, ya sean personas o cosas, le vendrá muy bien al sagitariano negociante, que así podría convertirse en un formidable espía. Asimismo su condición inquieta, agitada, acentuada por la naturaleza de Sagitario, podrá llevarla a mostrarse brusca y nerviosa. Finalmente, es en familia donde la Rata, sentimental y afectuosa, llega a mostrarse más generosa, particularmente en su edad madura. Unida siempre a sus hijos, de los que no se alejará jamás mientras pueda evitarlo, vive asimismo entregada a los padres y tiende a mantener lazos estrechos hasta con los parientes más lejanos. Aun entre las paredes de su hogar, la Rata combinada con el signo de Sagitario, se distinguirá por su actividad y eficiencia y tenderá a infundir estas virtudes a cuantos le rodean, lo que unido a su tendencia a formar clanes confirma su calidad de figura aglutinadora. Podemos citar a Ernst Rohem, Alexander Haig, Boris Karloff y Lola Gaos.