Sagitario es el romántico de los signos de fuego

En cuestiones de amor los nativos de Sagitario son tan idealistas, filósofos y sabios como podría esperarse de un juez apasionado. Es decir, que su naturaleza equilibrada no les libra de los arrebatos y de las conductas alocadas que suelen esperarse de los otros dos signos de fuego, sólo que en el caso del flechador todo ocurre a partir de un concepto romántico como condición esencial para que se permita perder el control de sus reacciones.

Todo será juego en su relación. Un divertido e inspirador juego, pero juego al fin y al cabo, sin el menor propósito de trascendencia, hasta que el centauro se siente maduro y… romántico.

Dicho en otras palabras, mientras el fuego de Aries representa una energía original en toda su potencia animal, creadora y destructora, y el de Leo es una llama incontrolable orientada hacia las ventajas que se le ofrecen y hacia la magnificencia del yo, el de Sagitario intenta experiencias que van más allá de la naturaleza material.

Los protegidos del centauro sagitariano tienen necesidad de sentirse perfectamente identificados y en sintonía con la persona amada, haciéndola partícipe de cuanto hay en su pasado, presente y futuro, deseosos de compartir posibilidades y proyectos.

Ávidos de captar sentimientos y pensamientos de la persona amada (llegando incluso a manipularlos un poco sin darse cuenta, por la fuerza de la costumbre), ponen en juego todos sus recursos. Es el único signo que para el cortejo no sólo busca embellecer su propia apariencia, sino también la de la vida misma, esmerándose en poner a sus días de amor un ritmo de gran vitalidad, con el encanto de lo imprevisto y de la aventura.

De hecho, se revelan como espléndidos animadores, innovadores y organizadores de actividades que escapan de lo común y evidencian una inagotable sabiduría de vivir que permanecerá en ebullición mientras aliente y lo inspire el sentimiento amoroso; el mismo que mezclará con el de la amistad, de manera que la persona amada acabe siendo, ante todo, el gran camarada.