Cómo tratar los cristales: Limpieza

Cuando adquirimos o nos regalan un cristal, generalmente, no conocemos su procedencia, no sabemos por qué manos ha pasado y ni con qué emociones y situaciones se encontró hasta llegar a nosotros.

Los cristales tienden a absorber todas las energías negativas a su vez, con la intención de armonizar ambientes y personas que se acercan a él. Si estoy triste y toco un cristal, él, instantáneamente, absorbe esa tristeza, transmutándola o reteniéndola en sí, de acuerdo con su naturaleza.

Durante un seminario, una alumna comenzó a sentirse mal al colocar un cristal sobre sí. Así quedó, hasta que le saltó la chispa y se acordó que, el día anterior, colocó aquel mismo cristal sobre el plexo solar de su marido, que estaba bastante indispuesto, pero se olvidó de limpiarlo después del uso; así, el cristal absorbió el malestar del marido y, al día siguiente, al usarlo, ella recibió la carga que estaba acumulada en la piedra.

Cuando termino cada trabajo de terapia con cristales, estoy obligado a lavarlos, uno por uno, minuciosamente, hasta sentir que todas las energías acumuladas se fueron con el agua. Con la práctica del trabajo, comencé a sentir las cargas acumuladas en los cristales como un exceso desagradable de energía que dejaba mis manos adormecidas, o como una sensación de grasa, como si el cristal acabara de salir de una pastelería china.

El. proceso más radical y eficiente de limpieza es la inmersión de los cristales en agua con sal gorda, sal marina o en el mismo agua del mar. La sal es el más fuerte agente purificador de energías. Su acción retira todas las energías negativas … y también [las positivas! Considero un absurdo usar agua salada para energizar los cristales, como mucha gente hace por ahí.

Veamos, cuando vamos a la playa y entramos en el mar, llegamos a casa exhaustos, sin energía para nada. La primera cosa que hacemos es tomar una buena ducha de agua dulce para quitar la sal del cuerpo. A continuación comemos y, para completar, nos damos una gustosa siesta. Entonces, nos despertamos nuevos, restablecidos para la vida. Vimos, así, que el agua salada nos descargó de nuestras energías, que, enseguida, fueron repuestas por el agua dulce, por la alimentación y por el sueño.

Gracias a la sensibilidad que desarrollé en las palmas de las manos para detectar la energía de los cristales, acostumbro usar la sal solo en los cristales extremadamente cargados de energía negativa o en limpiezas periódicas, semestrales o anuales. Además de descargar totalmente el cristal, la sal, en muchos casos, corroe las gemas más sensibles.

Para quien se está iniciando en los misterios de los cristales, recomiendo dejarlos sumergidos en agua salada durante una noche o, como máximo, un día, y a continuación lavarlos muy bien en agua corriente. Haga eso con los cristales que acaba de adquirir o le han regalado (excepto si hubieran sido previamente energizados por la persona que se los dio), e incluso con aquellos que le acompañaran en momentos críticos de tensión, depresión o enfermedad, o que hayan sido tocados por personas negativas.

De un modo general, el lavado en agua corriente es suficiente como método de limpieza para los cristales. Después del uso, o periódicamente, los froto bien con las manos, debajo del agua, hasta que siento que están totalmente limpios de cualquier acumulación energética. A veces, también, los coloco en un recipiente con agua caliente. El agua caliente es muy eficaz para la limpieza de las «grasas» energéticas, sin embargo no substituye el lavado manual.

Siempre que usemos un cristal en alguien o en nosotros mismos para armonizar un chakra o aliviar un dolor de cabeza, ese cristal debe ser muy bien lavado después de su uso. No es justo dejar el cristal impregnado de las energías que ha absorbido de usted solo para ayudarle.

Se pueden utilizar también otros métodos de limpieza, como el fuego, el incienso, la tierra, determinadas hierbas, la misma intención, el hálito y otros, que, como el agua dulce, sirven tanto para limpiar como para energizar su cristal.