El Tarot como un farol del momento presente

¿Qué es la vida? Existen muchas respuestas a esa pregunta, pero una es inevitable: ¡nosotros somos la vida! Esto es un hecho, pues una vez que estamos vivos somos, para nosotros mismos, la mayor fuente de experiencia de vida a la que podemos tener acceso.

Acabamos de ver que la vida es una historia, un camino con aparente principio, medio y fin, una eterna sucesión de momentos presentes. No conseguimos trasladarnos físicamente al pasado ni al futuro. Nuestro cuerpo está siempre en el momento presente, reaccionando espontáneamente a las sensaciones que experimenta. Ya no sucede lo mismo con nuestros pensamientos, sentimientos, intelecto y alma que ha­bitan el interior de ese cuerpo. En cualquier momento, pueden estar navegando en las aguas del pasado o vagando por los aires del futuro. Mantenerlos en el cuerpo, en el momento presente, es uno de nuestros mayores desafíos.

El cuerpo es el receptáculo vivo de esa increíble experiencia que es la vida. Sin él, por muy buenos que fueran nuestros sentimientos y propósitos, no estaríamos vivos, aquí y ahora, para manifestarlos. La vida se procesa a través de nuestro cuerpo y se proyecta en la vida, en el momento presente.

Esta es otra gran oportunidad que el Tarot nos da: la posibilidad de vislumbrar, a través del juego, lo que está aconteciendo ahora en nuestra vida. Qué pasos, qué sentido, qué personaje estamos vivenciando en este momento presente. Lo que nuestra razón y emoción deben asimilar y entender para crecer ahora, a través de las experiencias de nuestro cuerpo.

El juego es una combinación momentánea de de­terminados Arcanos, escogidos al azar, con la finalidad de iluminar nuestro camino actual. Es como el haz de luz de un farol atravesando las tinieblas del incons­ciente, la ilusión del personaje, para iluminar la esencia del Ser, la consciencia de lo que debemos hacer en el aquí y ahora.

El actor, en verdad, no necesita el Tarot. Él ya tiene la consciencia de la historia que está interpretando, de las actitudes y emociones por las cuales su personaje tendrá que pasar; sin embargo, al personaje que se debate dentro de esa historia, sin consciencia de ella, sin saber qué rumbo tomar y cómo comportarse, el Tarot lo ayuda a retomar su real papel, le re­vela el momento inevitable que está viviendo y le permite actuar de acuerdo o en contra, según su voluntad personal. Es con libertad como actuamos dentro de la, ya escrita, historia de nuestra vida, una vez que, según el Maestro, «todos nuestros hilos de cabello ya están contados».