En el ambiente, como protección y armonía

Los cristales se pueden usar para la protección y la armonización de los ambientes. Como protección, constituyen un escudo en torno del ambiente, en cuanto absorben y transmutan las energías negativas. Como armonización, promueven el bienestar y la empatía entre las personas presentes.

Usamos, en los dos casos, drusas o cristales de medio a gran tamaño. Para estas funciones, cantidad y tamaño son factores indispensables, sin descartar, por supuesto, la calidad. Vemos así, que el trabajo que el cristal tiene que desempeñar se multiplica para cada persona que entra y, además de eso, su área de acción abarca todo el ambiente, a veces incluso hasta un salón o un auditorio. Por eso, es importante que el cristal tenga una estructura física con capacidad para emitir y absorber gran cantidad de energía.

La drusa es un conjunto de cristales unidos a una base única. Es lo que llamamos una «familia de cristales»: son varias puntas individuales unidas, armónicamente, a la misma base, a la misma esencia. Existen grandes drusas de cuarzo blanco, ahumado, citrina, de amatista (las famosas «capillas») y muchas otras. Esas drusas funcionan como un filtro para el ambiente, destilando bienestar y armonía.

Además de las drusas, usamos también piezas de cristal de medio y gran tamaño con el mismo fin. Se consideran estas piezas a partir de un tamaño como el de la palma de la mano, generalmente en estado bruto. Las piezas más usadas son las turmalinas negras, los cuarzos rosa y verde y las ágatas. Bolas de cristal y obeliscos también pueden ser utilizados para este fin.

Los cristales para la armonización se pueden co­locar en un punto tal que abarquen todo el ambiente. Puede ser en alto, en un estante o en una mesa, de preferencia central. Por otra parte, los cristales para protección se pueden colocar a la puerta de los ambientes (por detrás, sino le roban su cristal) o en la mesa donde trabaja, o sea, deben estar próximos de quien entra o de quien desea la protección.

Los cristales más usados para la protección y armonización son:

Cuarzo blanco: transmite luz, paz, armonía y alegría.

Amatista: transmite espiritualidad y trascendencia. Citrino: transmite prosperidad y claridad. Cuarzo rosa: transmite amor y equilibrio emocional.

Cuarzo verde: transmite salud y equilibrio emocional.

Turmalina negra y cuarzo ahumado: transmiten protección y estructuración.

Ágata: transmite tranquilidad y bienestar.