Las espirales energéticas

Chakra, en sánscrito, significa círculo, rueda, movimiento. En la India son vistos como flores energéticas sutiles del ser humano, cada uno con un número determinado de pétalos. Los chakras, en verdad, son espirales sutiles de energía que atraen e irradian cualidades inherentes al ser humano, son espirales de conexión del ser físico con sus dimensiones psíquicas.

tarotEstas espirales giran con dos flujos: uno, centrifugo, expansivo, girando hacia fuera del cuerpo; otro centrípeto, acumulativo, girando hacia dentro del cuerpo. En el primer flujo, el ser se abre hacia la vida, ofrece su energía a la vida, a las relaciones, al intercambio de sentimientos y a todo lo que conlleva un estado abierto del corazón. Es un flujo de energía Yin, receptiva, expansiva. En el segundo, el ser concentra energía en sí, acumula fuerza, poder personal de acción, voluntad y todo lo que implica la individualidad. Es un flujo de energía Yang, activa, centralizadora.

Volviendo a la noción de los ejes, podemos visualizarlos como espirales de energía. En el caso de los cinco ejes horizontales, cada uno de ellos está formado por dos espirales de energía, partiendo del mismo centro, en la columna vertebral, en direcciones opuestas. La que se expande hacia delante, tiene el flujo de la energía Yin, y la que se expande hacia atrás, Yang. Una trata de la forma de cómo sentirnos, cómo recibimos la vida, y la otra, de cómo reaccionamos, como actuamos en la vida.

Cuando estamos con el pecho abierto no tenemos miedo de mostrar los sentimientos ni de exponer el corazón a los demás. Cuando nuestra espalda está erecta, tenemos dignidad, fuerza y coraje para actuar en la vida de acuerdo con nuestra voluntad personal.

Por otro lado, cuando la persona tiene miedo, se curva hacia delante, y, cuando es arrogante, se curva hacia atrás. El tímido, aquel que tiene miedo de exponer sus sentimientos, se curva sobre el pecho para protegerlo, invirtiendo el giro normal del chakra. En vez de donar sus sentimientos, los acumula dentro de sí, evitando el intercambio emocional, afectivo y sexual. En el opuesto vemos al extravertido, que tiene necesidad de autoafirmarse ante los demás y ante sí mismo. Necesita demostrar que es «macho», valiente, que nadie puede con él. Por eso curva su espalda hacia atrás, demostrando que está siempre dispuesto a encarar y afrontar lo que sea. De ese modo, con esa necesidad de mostrarse, termina por hiperactivar sus chakras, gastando todo su verdadero poder personal, su potencial de energía realizadora, que debería estar acumulado en sí, desperdiciándolo constantemente durante sus aventuras.

Hay casos en que, cerrándose el flujo anterior, sus energías Yin salen por el flujo Yang de la espalda. Con ello, aparte de bloquear la capacidad de abrirse a la vida, todavía debilita más la capacidad de actuar en ella, pues acaba a «contra mano», congestionando el fluido de las energías Yang.

Lo mismo puede suceder en el sentido inverso. La hiperactivación de los chakras posteriores se expande hacia los anteriores. Así, además de la necesidad de autoafirmarse y mostrarse, todavía quiere mantener un total control emocional sobre los demás, con el fin de que todos sus deseos sean realizados, ya que, en vez de donar, solo piensa en recibir.

Respecto al eje vertical, compuesto por el primer y séptimo chakra, cada uno situado en una extremidad de la columna vertebral, vemos un caso de bipolaridad, ya que el vórtice único, tanto emite como absorbe la energía característica del chakra que recorre toda la columna vertebral. Por eso, este funcionamiento es automático y espontáneo, no necesitando la intervención humana para equilibrarlo como en el caso de los horizontales. Esta intervención, además, solo viene a perjudicarlos, por un lado, embotando o «falsificando» la verdadera intuición y vivencia espirituales, y, por otro, debilitando o subvirtiendo la verdadera vitalidad y vivencia corporal.

Tanto la intuición como el instinto son autosufi­cientes, unificados e integrados entre sí a través de la columna vertebral. Son los dos únicos chakras distintos en las extremidades de un mismo eje, el eje cuerpo-espíritu: la experiencia física de Dios. Si no nos mantu­viéramos firmes en esa experiencia, la verticalidad de ese eje puede terminar dañada por los desequilibrios de los ejes horizontales que provocan el bloqueo y la calcificación de las vértebras correspondientes, «rompen» la columna en varias partes, interrumpiendo, de este, modo, la fluidez del flujo vertical cuerpo-espíritu, separando el uno del otro.