Tarotistas célebres: Court de Guebelin

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Court de Guebelin

En febrero de 1719 nacía en Ginebra el hijo de un pastor protestante francés refugiado en Suiza. Se trataba de Antaine Court de Gebelin, que tras profesar Teología en la Academia de Lausana se traslada a París, donde llega a convertirse en portavoz de la comunidad protestante.

Durante toda su vida fue Court de Gebelin un apasionado estudioso de la mitología y las religiones, especialmente desde el punto de vista lingüístico, y es por ello que se convierte en un enamorado de la escritura jeroglífica egipcia, en cuyos símbolos indescifrables cree adivinar se encierran las verdades y misterios de una suprema sabiduría.

y como culminación a esta búsqueda dedica los últimos años de su vida a recopilar sus conocimientos en una obra maestra, verdadero monumento de erudición, que iniciada en 1768 llegará a constar de nueve volúmenes que verán la luz de 1773 a 1782, con el título genérico de Le Monde primitif analysé et comparé avec le Monde moderne. En el tomo VIII, publicado en 1781, hallamos una disertación titulada «Del juego del Tarot», donde se trata de su origen, se interpretan sus alegorías y se demuestra que es el origen de las actuales cartas de juego, especialmente del practicado con dos jugadores.

En él nos dice que sus triunfos (se refiere a los arcanos mayores) permiten la adivinación gracias al simbolismo de sus figuras y, más adelante, cede la palabra a un supuesto C. de M. , quien desarrolla su aspecto adivinatorio fundándose en el carácter egipcio del Tarot, al que llama el «Libro de Thot».

Pero dejemos la palabra al mismo Court de Gebelin, que en la página 365 de dicho tomo nos dice:

«Si oyésemos decir que en nuestros días todavía existe una obra de los antiguos egipcios, uno de los libros escapados a las llamas que devoraron sus soberbias bibliotecas y que contiene la más pura doctrina sobre temas de gran interés, todos se apresurarían para conocer un libro tan precioso, tan extraordinario. Si añadiéramos que este libro se halla muy difundido en gran parte de Europa y que desde hace siglos está al alcance de todo el mundo, la sorpresa iría en aumento. Y ¿no llegaría a su colmo si asegurásemos que jamás se ha sospechado que fuese egipcio, que se lo posee como si no se lo poseyese, que nadie ha intentado descifrar una página, que el fruto de una sabiduría exquisita se contempla como un montón de figuras extravagantes que nada significan? ¿No se creería que son ganas de holgarse, de burlarse de la credulidad de sus oyentes?» No obstante, todo esto es cierto. Este libro egipcio, único resto de una soberbia biblioteca, existe; además, es tan corriente que ningún sabio se ha molestado en ocuparse del mismo; nadie, antes de nosotros, ha sospechado tan noble origen. Este libro es EL JUEGO DEL TAROT.

Según Court de Gebelin, en los primeros siglos del cristianismo los egipcios estuvieron muy ligados a Roma, que adoptó muchos de sus ritos, entre ellos el culto a Isis y el juego del Tarot, íntimamente relacionado con el mismo. En los inicios, dicho juego quedó confinado en Italia hasta la fundación del Sacro Imperio romano y el traslado de la corte papal a Aviñón, con lo cual el Tarot se difundió al resto de Europa.

Como prueba adicional a sus palabras, Court de Gebelin afirma que TARO es la palabra egipcia con la que se definía «el camino real de la vida»; es decir, era como una norma a la que debían ajustar sus vidas y sus obras.

Otra conclusión es la de que el Tarot está creado sobre el número siete, sagrado para los egipcios, pues los arcanos mayores son veintiuno (tres veces siete), ya que El Loco no está numerado para no romper la cifra mágica; cada palo de los arcanos menores consta de catorce cartas (dos veces siete) y el número total de las mismas es de setenta y siete (once veces siete), pues El Loco no cuenta, al no estar numerado. Y por último, en realidad los zíngaros son egipcios que después de vagar por el mundo introdujeron el Tarot en Europa.

El hecho de que Court de Gebelin fuese masón y, entre otras cosas, secretario de la logia de las Nueve Hermanas, miembro de los Philaletes y de la Orden de los Elegidos Cohen de Martines de Pascualy, y amigo personal de Louis-Claude de Saint-Martin, hizo que sus teorías tuvieran una gran difusión entre el mundo ocultista y fueran retomadas por Etteilla, Eliphas Levi y Papus, y todavía hoy sigan siendo compartidas por bastantes practicantes del Tarot, a pesar de haberse demostrado repetidamente su falsedad.

En defensa de Court de Gebelin debemos aducir que si no fuera por él quizás todavía ignoraríamos el valor de Tarot, y además, cuando expuso sus teorías todavía no se había descubierto la Piedra de la Roseta, que fue lo que permitió a Champollion descifrar la escritura egipcia en 1822.

Y para terminar con Court de Gebelin, diremos que también diseñó su modelo ideal de Tarot, que sólo se aparta del clásico en que El Ahorcado aparece de pie, en lugar de hallarse cabeza abajo suspendido por un pie. Court de Gebelin falleció en Francoville, veinte kilómetros al norte de París, el 12 de mayo de 1784.