El hombre Capricornio y el Amor

Siempre tan lógico y racional, cuando se trata de sentimientos el hombre Capricornio pierde terreno y se pone nervioso: el amor es algo que lo asusta, de lo que tiene miedo. Si se enamora, algo nada fácil, adquiere un compromiso para toda la vida, por ello tiene que pensárselo mucho antes de tomar una decisión; se siente confuso porque sus pensamientos contradicen a su corazón.
En su inconsciente tiene miedo del amor, teme desilusionarse, que no le correspondan como querría. Una traición sería para él el fin, no conseguiría perdonarlo nunca, puesto que es la fidelidad en persona.
No debería unirse nunca a una nativa de un signo de Fuego: Aries, Leo y Sagitario, seres brillantes, pasionales, que pueden cansarse muy pronto de la escasa afectuosidad demostrada por la pareja y buscar nuevas emociones en otro lugar.
Tiene una gran necesidad de afecto, de ternura y de calor, pero no lo demuestra, le parecen debilidades, y no se da cuenta de que a menudo deja helados a los demás con esta actitud.
Cree que las palabras no le sirven y demuestra su amor con hechos, por ello quiere que su mujer viva cómodamente, quelvaya bien vestida y la lleva con placer a veladas mundanas. Su pareja, en cambio, renunciaría sin problemas a algún objeto caro para tener palabras dulces de su compañero.
La vida sexual es muy importante para él, en algunos momentos de dulzura se convierte en un amante ardiente, pero a menudo se asusta de su propio apasionamiento y enseguida se recubre de hielo. Para que pueda abandonarse completamente y la unión con él sea serena y llena de vitalidad, se necesita mucho tiempo.
El hombre Capricornio no se deja arrastrar fácilmente en un torbellino de pasión o guiarse por el instinto, se mantiene casi siempre a la defensiva pero, cuando se desbloquea, su carga de erotismo sorprenderá a su mujer. En el fondo tiene siempre miedo de perder a la persona amada por culpa del destino o porque ella dirija su interés a otra parte.
El es realmente el marido por antonomasia, pero sólo después de muchos razonamientos y titubeos le pedirá la mano a ella.
De hecho, considera el matrimonio como una cosa sagrada y muy importante y, sobre todo para él como hombre, también una enorme responsabilidad por la familia que pretende formar. En este ámbito tiene pocas pero claras pretensiones: absoluta seriedad, honestidad y fidelidad.
Su mujer tendrá que cuidarse, ser graciosa, amante de la casa, capaz de mantener cualquier diálogo. La mujer guapa pero tonta no le gusta para nada; ni siquiera aceptaría una aventura con ella. Quiere a una mujer culta, de sentido común, que sea una buena madre para sus hijos y los sepa hacer crecer bien.
A escondidas va en busca del gran amor y no está dispuesto a aceptar compromisos; más bien enterrará su gran secreto y se aislará, hablando mal de todas las mujeres, sobre todo si le han desilusionado o le han abandonado.
Es raro que el hombre Capricornio se case joven puesto que para él lo más importante es el éxito profesional y no quiere, hasta que no tiene la seguridad económica y una posición social, tomarse las responsabilidades que comporta el matrimonio. Si se enamora hasta el punto de seguir el instinto y no la razón, se casará joven; pero esta unión está destinada a no durar durante demasiado tiempo porque es muy posible que llegue a desatender las obligaciones para con su mujer a causa del trabajo.
La unión triunfadora de un Capricornio en cambio se parecerá a un fuego intenso que no se apaga nunca.