Qué significa soñar con Nubes

Nubes blancas que se mueven por el azul del cielo de nuestros sueños anuncian un futuro de color de rosa; nubes oscuras y de tormenta están henchidas de amenazas para el mañana: alguna cosa negativa se perfila en el horizonte.
Pero al igual que las nu­bes pueden deshacerse y verse modificadas por la fuerza de los vientos, así algunas intervenciones fortuitas pueden hacer de­saparecer los oscuros presagios. Las nubes simbolizan el miedo, la incertidumbre y las dudas. El sol que sale entre ellas da un aire muy positivo al sueño.
Caminar por encima de las nubes traduce el deseo de situarse más allá de las cosas concretas: si el sueño es recurrente invita a tener menos la cabeza en las nubes.
Para Freud, las nubes oníricas son una advertencia de la dismi­nución de la sexualidad. Jung ve que la aparición de este símbo­lo viene a decir que el soñador está un poco en las nubes.
La interpretación popular ve en las nubes claras y ligeras un aviso de algún pequeño contratiempo; si son grandes y grisáceas anuncian problemas en la salud y en los negocios; negras y pro­pias de tormenta anuncian grandes problemas y sinsabores vio­lentos, aunque pasajeros.
En la tradición de los intérpretes de la Antigüedad, en especial en Artemidoro, las nubes son consideradas un buen signo cuan­do son blancas porque revelan cosas ocultas y, si se elevan desde el suelo hacia el cielo, anuncian viajes y el retorno a casa de quien vive lejos.
Si son rojas amenazan con desocupación, grises con aflicciones, amarillas con malos negocios, negras con dolor. Nubes rápidas anuncian imprevistos; pequeñas y rizadas, paz y felicidad.