El bolso, la bolsa y el monedero constituyen símbolos de la sexualidad femenina. Un atento examen de los sueños en los que aparece el bolso puede llevar a la mujer a una mayor conciencia de sí misma. El contenido del bolso se convierte, sobre todo, en una fuente de revelaciones que ayuda a sacar a la luz todo aquello que quedó ubicado en la parte más profunda de la propia sexualidad.
Hagamos un inventario: la cartera llena testimonia alguna cosa que vale; trozos de papel rotos representan aventuras sin un interés particular; sobres y tarjetas de visita simbolizan aventuras ligadas a intereses y ambiciones profesionales.
Dulces y caramelos revelan, en cambio, una fuerte sensualidad y un estado de insatisfacción. Migas de pan en el fondo del bolso significan una sexualidad pobre y frigidez, mientras que el lápiz de labios y la polvera hablan de placeres ligados al exhibicionismo. Un frasco de perfume significa infidelidad.
Limas para las uñas, pinzas y horquillas para el cabello traducen placeres ligados al masoquismo. Flores y hojas secas generalmente indican sentimentalismo.
El bolso simboliza para Freud el órgano genital femenino; soñar que juguetea con los objetos del bolso significa para una mujer una tendencia al autoerotismo.
En la interpretación popular hallar un bolso significa gran fortuna; si está lleno de piedras preciosas representa que se acertará la lotería. Encontrarlo vacío le dice al soñador que está haciendo algo inútil. El monedero anuncia que se desvelarán secretos; si está vacío, anuncia una herencia, pero, si por desgracia está lleno, todo aquello que se espera se convertirá en humo.