Se heredan más astros del signo, que del padre

Esta es la razón por la que la primera asimilación de la energía astral es la primera función de todo ser naciente y tiene carácter único y vitalicio, de manera que podrá ser reconocida en toda su persona y en todos sus actos a lo largo de toda su existencia.
De hecho, la apariencia astral es más fuerte que la heredada por obra de los genes y, como dijera un astrólogo de la Antigüedad para significar que se trata de una función ajena a toda acción de la madre, «se absorbe antes que la primera gota de leche y que el primer soplo de aire».
Así, alguien versado en astrología podrá identificar con amplio margen de acierto el signo bajo el que usted vino al mundo, e incluso el de su ascendente. Asimismo, como mostraremos en el capítulo de la salud, el astrólogo, no necesariamente quiromántico, podrá identificar la naturaleza astrológica en sus manos partiendo de su forma, los altibajos de la palma y las características de los dedos.
La composición del aura, como hemos dicho ya, la encuentra el ser naciente en el instante de asomar la cabeza fuera del cuerpo materno, es la condensación de las emanaciones magnéticas astrales que primero bañaron a la persona a la cual envuelven en un receptáculo de energía que suele presentar forma ovoide, según se ha comprobado mediante diversos sistemas, incluso fotográficos, que se han desarrollado en los últimos tiempos.
Sin la energía especialísima del aura, o cuerpo astral, el hombre no habría conseguido que su ser material o carnal superase la naturaleza estrictamente animal, ya que esta su-peresencia humana está formada, a diferencia de la correspondiente al resto del Universo, por dos fuerzas:
a) la propia de toda materia, proveniente de la luz que se hizo por mandato divino;
b) la correspondiente al soplo divino (al agua que el dios representado por el signo acuariano hizo caer sobre los hombres y que se acumuló en el mar pisceano).
A tal lluvia o diluvio, oleaje y marejada de Sabiduría Universal fue cerrada la cabeza del signo de Aries, dando lugar así a la peculiar condición de la actual humanidad que no es por completo materialista, pero tampoco psíquica, debido a la condición real del mandato de «ganarás el pan con el sudor de tu frente».
En efecto, esta sentencia le restó capacidad de recepción y de emisión parapsicológica haciéndole perder —más, cuanto más se aleja el signo de la propiciación del agua— el don de servirse a voluntad de los poderes inmateriales, empezando por los estrictamente telepáticos.

Signo Géminis